En mayo de 2018, la alianza entre la ticketera Ticketmaster y la promotora Live Nation anunció un ambicioso plan para dejar de utilizar entradas físicas en el acceso a conciertos o eventos deportivos, basado en la utilización de la última tecnología en reconocimiento facial. «Buscamos invertir en nuevas tecnologías para hacer la brecha entre Ticketmaster y sus competidores aún más grande. La tecnología nos permitirá establecer un vínculo entre su rostro y una entrada digital, y así se acabarán las colas para acceder a un concierto», decía el comunicado de Live Nation que anunciaba el proyecto.
El sistema, que se desarrollaría con la empresa Blink Identity, permitiría que esta tecnología detecte la identidad de quien entra al recinto, cotejándola con una base de datos y emparejándola con su entrada instantáneamente, sin necesidad de llevarla encima físicamente. «El sistema de entrada de Blink Identity permite a la seguridad de un local o un festival identificar a los clientes utilizando una técnica de reconocimiento facial, aunque éstos caminen a gran velocidad por delante de nuestros sensores, captando a razón de 60 personas por minuto. Foto, identificado, admitido. Una vez dentro, el cliente puede utilizar su cara –literalmente– para comprar bebidas, acceder al área VIP, y muchas otras cosas más», explica la compañía.
El anuncio de este plan generó rápidamente una oleada de críticas de asistentes a conciertos, pero también de varios músicos que decidieron organizarse fundando la asociación Fight for the Future, «creada para la defensa de derechos digitales» y lanzando la campaña Ban Facial Recognition (prohibid el reconocimiento facial). La organización cuenta con el reconocido activista político Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine, la cantante Amanda Palmer, los raperos Atmosphere o bandas como Downtown Boys o Speedy Ortiz, y a ella se han sumado medio centenar de festivales que garantizan que nunca permitirán su uso, como Austin City Limits, Bonnaroo, Pitchfork, Governors Ball o Electric Forest.
«Los asistentes a esta clase de eventos deben sentirse seguros, no expuestos a vigilancia sistémica. El reconocimiento facial es una de las técnicas de vigilancia más intrusivas, permite el seguimiento de cualquier persona en medio de una multitud bajo criterios discriminatorios», dice el comunicado de la asociación, que advierte de los posibles usos ilegítimos de esta tecnología, especialmente en el clima de miedo a las deportaciones de inmigrantes que se vive actualmente en Esstados Unidos. «Es importante que nos organicemos ahora para evitar que se convierta en algo que se extienda rápidamente entre los eventos de música en directo. La tecnología se está volviendo más omnipresente. Se está volviendo menos costosa. Es importante que hagamos esto antes de que sea tarde, porque es mucho más difícil volver a poner al genio dentro de la lámpara una vez que sale. Ahora es nuestro momento de detenerlo», aseguran desde Fight for the Future, que también muestra recelo por los trabajos previos que Blink Identity ha realizado para el Gobierno de Estados Unidos. «Los de Blink Identity se han pasado la última década construyendo y aplicando sistemas de identificación biométrica a gran escala en Oriente Medio para el Departamento de Defensa. Sus sistemas hacen posible la recopilación de datos utilizables y compartidos sobre cada persona».
Lo cierto es que esta tecnología ya se ha usado en conciertos sin el conocimiento del público. El año pasado, los organizadores de la gira de conciertos de Taylor Swift en Estados Unidos emplearon un módulo de reconocimiento facial para identificar a alguno de los múltiples acosadores de la estrella del pop, y aunque al conocerse la medida se generó controversia por la intromisión en la privacidad de los asistentes, los organizadores argumentaron que esta medida se tomó para la protección de la cantante. En China, donde no se andan con chiquitas con estos temas, la usaron para encontrar y arrestar a un delincuente, que fue detectado en un concierto del popular artista asiático Jacky Cheung mientras bailaba junto a otras 60.000 personas. La pregunta que plantea Fight for the Future es: ¿Podría hacerse lo mismo con los inmigrantes irregulares, o con personas que estén cometiendo delitos leves por consumo de drogas?
Otra razón que esgrime esta asociación para estar en contra del reconocimiento facial en conciertos es la posible comisión de errores por parte de esta tecnología. Y dan un argumento de peso: en la final de la Champions League 2017 en Cardiff, la policía de South Wales la usó en el acceso al estadio para identificar posibles hooligans violentos, y tuvo una tasa de 92% de falsos positivos. De los 2470 criminales potenciales que fueron identificados, 2297 fueron catalogados por error.
Un año y medio después del anuncio de Ticketmaster, y de las consiguientes protestas de usuarios y artistas, ABC ha consultado a la rama española de la compañía para conocer en qué punto está el plan de implantación, y la respuesta es que de momento, no hay tal plan. Preguntamos a la ticketera si finalmente piensa desarrollarlo en algún otro país, pero parece haber reculado en sus intenciones. «Ticketmaster siempre está explorando nuevas formas de mejorar la experiencia de los fans, pero actualmente no tenemos planes de implementar la tecnología de reconocimiento facial en nuestros eventos», aseguran desde su departamento internacional.
Sin embargo, la compañía no da el portazo definitivo a su uso. «En el caso de que apostáramos por ella en el futuro, nos aseguraríamos de que los fans tuvieran el derecho de elegir o no esta opción de acceso, así como garantizando la protección de sus derechos ante todo».
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