Los últimos meses están siendo complicados para María Patiño. No tiene nada que ver con lo que pasa cuando se encienden las cámaras. Colaboradora de ‘Sálvame’ desde hace una década, donde a veces ha tomado el relevo de presentadora (de manera más habitual en el ‘Deluxe’, conduce desde hace un par de años ‘Socialité’ todos los fines de semana. Sus problemas, son en el ámbito privado, pero es inevitable que trasciendan a la esfera de lo laboral.
Porque ya vimos cómo saltó con Mila Ximénez desde el plató de su casa en medio de esa polémica de María Teresa Campos con Jorge Javier Vázquez. Y cómo, ante el daño que podía haberle hecho a su compañera y amiga, se rompía poco después de cara a la audiencia al pedirle disculpas. Porque María no esta bien.
Y, aunque se resista a dar todos los detalles de ese bache que le está amargando estos meses, podemos intuir que nada tiene que ver con su relación de pareja. Si no, no habríamos visto esas imágenes hace una semana junto a su marido, paseando con la mayor de las tranquilidades por las calles de Madrid. Él, Ricardo Rodríguez, se ha convertido en el punto de apoyo sobre el que pretende edificar su salida adelante.
«Estoy intentando solventar problemas que no tienen nada que ver con el trabajo y con las circunstancias de las últimas semanas. Y a veces no me avergüenzo de esa imagen en concreto, pero sí de determinadas actitudes. Creo que podría haber dicho lo mismo sin tanta crispación. No tiene nada que ver con el trabajo, al revés. Pero a veces va todo rápido, vas poniendo parches», se ha limitado a dar pistas Patiño, sin ahondar en qué está removiendo su alma.
Lo mal que lo puede estar pasando quedó reflejado hace unos días, cuando Jorge Javier Vázquez, con quien siempre ha tenido una complicidad extraordinaria, le realizaba una broma en directo. Sin más. Ella se sentía incómoda y el presentador aseguraba que no haría más bromas hasta que ella no se haya recuperado de eso que atormenta su tranquilidad.
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