Dúo Dinámico: «En los 80 empezó a funcionar la droga a todos los niveles, pero no caímos ahí»

Sesenta años se dicen en un santiamén, pero vivirlos, especialmente en un oficio como el de músico, eso ya es otra historia. Ellos, Ramón y Manolo, el Dúo Dinámico, son los únicos que pueden decirlo en este país. Vieron con sus propios ojos el nacimiento de la industria discográfica española, han sido testigos de todos los cambios que ha atravesado, y todo ello sin que su leyenda se desdibujara un ápice. ¿No se merece eso una buena celebración?

Nunca. En los 80 empezó a funcionar la droga a todos los niveles, pero no caímos ahí. Nunca sabremos qué hubiera pasado si hubiéramos tenido otra fuente de inspiración. Pero nunca lo hicimos, y nunca lo cambiaríamos por nada. Tampoco tuvimos malas compañías. Tomábamos unas copas en el JJ, bailábamos y poco más.

Y no está «Resistiré», claro. Hay gente que piensa que la música de este país empezó en los 80. «Resistiré» nunca se ha programado en Kiss FM, por ejemplo. Eso dice mucho.

Probablemente. Ahora las canciones se queman unas a otras. Todo va muy rápido, y la forma de grabar también. Cualquiera puede grabar en casa.

Creo que no, porque sigue habiendo músicos muy preparados.

Él fue un ejemplo modélico, era pura honestidad y nos trataba muy bien. Ahora lo que pasa es que los promotores tienen menos poder, creo. Los artistas tienen más voz y voto que antes.

Para nada. Volvimos porque nos lo pidieron. Nos iba bien como productores, pero nos llamaron y nos dijeron que Antonio Asensio quería contratarnos para una presentación de un periódico. Yo dije, «a ver, cuánto cobra Serrat». Me dijeron que medio millón, y pedí un millón para que nos dijeran que no. Y nos dieron novecientas mil.

Sí, saldrá en 2020. Cuento cosas de mi vida con Manolo, del niño de la posguerra que fui, y también hay una parte sobre mi trabajo con Julio Iglesias. Todo empezó con unos textos que escribí para un diario digital de Arcadi Espada, que cerró. Manolo me animó a seguir con ellos y hacer un libro. Cuento anécdotas muy bonitas, como cuando Sinatra me pidió que le cantase otra vez la canción que hice para él y para Julio, en un camerino en 1986.

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