El traje que el príncipe Carlos lleva usando desde 1984 (y llevó a la boda de Meghan y Harry)

Hace ya más de 50 años del primer discurso ecologista del príncipe Carlos de Gales. La sostenibilidad, ahora tan en boga, nunca ha sido pasajera en la vida del primogénito de la reina Isabel II. Por aquel entonces, el joven ‘royal’ ya advirtió de los peligros de los plásticos para el planeta o de los peligros de la pérdida de la biodiversidad. Desde entonces, esa lucha le ha acompañado siempre, a lo largo de toda su vida y sus acciones como miembro diplomático “de una forma intuitiva”, tal y como confesaba el pasado mes de febrero en un vídeo emitido

La última vez que el príncipe Carlos apostó por la sostenibilidad en público lo hizo en relación con el mundo de la moda. A principios de noviembre, salió a la luz su colaboración sostenible con la plataforma de venta de lujo Net-a-Porter. La colección lanzada está diseñada por un grupo de jóvenes italianos y confeccionada en talleres artesanales británicos; un proceso eco consciente al completo, que utiliza materia prima natural como cachemiras y lanas del fabricante escocés Johnstons of Elgin o seda orgánica del Centro Seta, en Italia. Los beneficios obtenidos con las ventas de la colección irán a parar a la Fundación Príncipe de Gales, para desarrollar proyectos formativos en el futuro.

No tan viral en materia de sostenibilidad fue el atuendo que llevó a la boda de su hijo pequeño, el príncipe Harry, con Meghan Markle. Una vestimenta de la que ha hablado con la revista Vogue, a propósito precisamente del lanzamiento de su colección eco. El traje que llevó a la boda de su hijo menor se trata de un diseño confeccionado a medida para él por Anderson y Sheppard en 1984. Se trata de un elegante diseño en gris, con chaqueta de cola, que decidió combinar con corbata plateada de seda y camisa blanca. La elegancia en persona.

A propósito de su elección, desde la revista preguntaron al príncipe: “¿Llegaste a considerar en algún momento llevar algo nuevo?”. A lo que él respondió con naturalidad que lo había considerado, pero que al ser un traje tan especial, siempre que puede lo usa. “Solo me lo pongo un par de veces al año, así que, obviamente, quieres continuar haciendo ese tipo de cosas”. Explicando también que solo se hace trajes nuevos si los antiguos no le valen, “pero no estoy seguro de cuánto puedes cambiar a mi edad”.

Además, el hijo mayor de Isabel II también prefiere reparar su ropa y sus zapatos en caso de que se estropeen. “Desde el punto de vista económico, podemos crear grandes oportunidades para que las personas puedan abrir negocios de reparación y mantenimiento”. De pequeño le fascinaba ver cómo le cambiaban las suelas a sus zapatos cuando se desgastaban, una buena forma de recuperar la artesanía y convertirla en un atractivo para además apostar por la sostenibilidad.

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