¿Hilaria o Hillary? Se desmonta el falso pasado como española de la mujer de Alec Baldwin, obligada a admitir que no nació en Mallorca sino en Boston

La polémica más extraña de las últimas horas tiene un nombre o, mejor dicho, dos. El primero es el que Hilaria Baldwin, o Hilaria Thomas o Hilaria Hayward-Thomas, dependiendo del año, se ha dado a sí misma. Esa Hilaria es mallorquina de nacimiento, tiene una madre con ascendencia española y residió en España hasta los 19 años. Ya en Nueva York, la profesora de yoga enseñó sevillanas a su marido desde hace ocho años, Alec Baldwin, al que también le descubrió la colonia Nenuco, y arrastra un –intermitente y extraño– acento español con el que también educa a sus cinco hijos en nuestro idioma. Pero siempre había algo que chirriaba: incluso en 2014, en una entrevista para la edición española de Vanity Fair, esa Hilaria "se negaba a dar o confirmar ningún dato biográfico, más allá de anécdotas elegidas con cuidado".

En parte porque la real es la otra: Hillary Hayward-Thomas, la hija de dos profesionales anglosajones de clase alta tan de Boston que hace falta remontarse más de un siglo para encontrar sangre no bostoniana en su supuesta madre española. Hillary fue a uno de los colegios más exclusivos de Massachussets (la Cambridge School of Weston, donde la matrícula empieza en 40.000 euros anuales), pasó su infancia y su formación entre Massachussets y Baleares, el inglés que a veces "olvida" –o en el que nos confesaba hace siete años que le costaba pronunciar Baldwin– es su lengua materna, y sus padres no se mudaron definitivamente a Mallorca hasta un año antes de que Hillary y Alec se conociesen.

Hillary ha acudido a Instagram a confesarse, después de que en las redes sociales su supuesto origen se tambalease. Parte de la culpa la tiene su perfil de conferenciante, allí todavía se señala que "nació en Mallorca, España, y se crio en Boston, Massachussets". Exactamente lo contrario de lo que ha defendido hace escasas horas la mujer de Baldwin en un vídeo de casi ocho minutos, donde reconoce que se llama Hillary, que nació en Boston pero que se crio en nuestro país (pese a que hay múltiples evidencias de su formación escolar e infancia en Weston, una idílica población del área metropolitana de Boston, donde la renta media ronda los 700.000 euros anuales) y reconoce que es "una chica blanca" (en Estados Unidos, a los españoles también se les considera hispanos a efectos étnicos).

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Varios de sus supuestos compañeros de clase recuerdan que aquella chica no tenía el acento desmedido que ha lucido en algunas intervenciones públicas, y el árbol genealógico de su familia también pone en duda otra de las afirmaciones del vídeo, donde Hillary afirma que "étnicamente, soy una mezcla de muchas muchas muchas muchas cosas". Algo un poco complicado porque, por resumir, ni Hillary Hayward-Thomas ni sus padres han tenido un pariente directo que no descendiese de los anglosajones blancos que conforman la mayoría dominante en Estados Unidos. Algo que hace también un poco vergonzosa su afirmación de que "que quede claro que en Europa hay muchas personas blancas y que mi familia es blanca".

También, su apellido es revelador: cuando era Hilaria Thomas, Hillary estaba escondiendo el apellido de su madre, la doctora Kathryn Hayward, su supuesta madre "española". Hayward trabajó nada menos que 38 años como internista en Massachussets (dos más de los que tiene ahora mismo Hillary), fue profesora en Harvard y, en general, tiene una biografía que hace imposible que Hillary pasase más que unos pocos meses con su familia en España al año, como máximo. Hay otro motivo para esconder ese apellido: al declararse española, o dejar que los titulares la llamasen así, jugaba con un pequeño elemento legal: aunque hubiese nacido en Mallorca, Hillary nunca habría sido española con esos padres. Nuestro país exige que uno de los padres sea español para conceder la nacionalidad por nacimiento a los hijos de extranjeros en circunstancias normales.

Peor aún, el que realmente tenía más relación con la cultura española era su padre, David L. Thomas. Puede que su título profesional fuese el de Derecho por la Universidad de Georgetown (en la capital federal estadounidense) pero tiene un segundo título (en Haverford, Pensilvania): Lengua y Literatura Españolas. Thomas es el apasionado de España que, en algún momento de su carrera profesional de 37 años en Boston (y unos cuantos más en Washington y otros estados de la costa Este) como abogado y consultor en temas inmobiliarios y empresariales, decidió comprar una casita de vacaciones en Mallorca.

Era en vacaciones cuando la familia protagonizaba las "idas y venidas" que esgrimía Hillary en su defensa para identificarse como española, que es más o menos como si Gwyneth Paltrow defendiese mañana haberse criado en Talavera de la Reina más allá de sus veranos de estudiante de intercambio, o se identificase directamente como talaverana.

Hillary había estirado demasiado el chicle de su identidad en esta década: se había inventado un personaje público que no conocía la cultura pop estadounidense porque había aprendido a bailar sevillanas en Sevilla (tra, tra); se hacía llamar Hilaria con un acento terrible, pero una pronunciación no española (Jilaria); fingía olvidar palabras en su lengua natal, pese a que recibió clases en un colegio privado de los de seis estudiantes por profesor y, en suma, intentaba demasiado fuerte ser una persona más exótica de lo que era.

Que esa apropiación cultural, por así decirlo, haya estallado ahora, se debe simplemente a que el mundo ha prestado más atención a la farsa. Desde al menos 2017, en foros y subreddits, varios excompañeros de clase de Hillary Hayward-Thomas se maravillaban de los esfuerzos de su amiga de la infancia, de exquisito acento de Nueva Inglaterra, en convertirse en una chica balear.

Dos horas después de la confesión a medias de su esposa, Alec Baldwin también se ha dirigido al público, en un vídeo en el que habla de las "falsedades y calumnias" supuestamente dirigidas contra su mujer. Y en el que anima a los espectadores a desdeñar las informaciones que niegan la identidad española de Hillary porque provienen de redes y tabloides estadounidenses. Mientras, el perfil profesional de su mujer sigue afirmando que nació en Mallorca.

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