A pesar de que el invierno del frío debería ser una razón para no hacerlo, secarse el pelo es algo que normalmente se deja para el final. Porque se prefiere evitar el calor y el consecuente daño del secador, porque el pelo queda mejor cuando se seca al aire o porque, entre unas cosas y otras, no nos da tiempo a secarlo y salimos con el mojado de casa. Y esto no podría ser mayor error y no solo por lo obvio que conlleva salir con la cabeza húmeda en pleno invierno, sino porque es tan malo como secarlo con el secador en lo que a debilitar la fibra capilar se refiere.
«Igual que no salimos con la ropa o el rostro mojados, tampoco lo deberemos hacer con nuestro cabello. Es uno de los motivos principales por los que nos acatarramos con mayor facilidad, pero también una de las causas más habituales de la caída del cabello. La humedad repetitiva produce que se deteriore le membrana celular de cada cabello, responsable del brillo y la fortaleza. También afecta al propio folículo piloso, que es, por así decirlo, el gancho que permite a nuestro pelo mantenerse bien adherido al cuero cabelludo», cuenta Natalia Guerrero, especialista de Revitalash Cosmetics.
«Esto ocurre en cierta medida porque nuestro cuero cabelludo tiene unas condiciones diferentes al resto de la piel corporal al estar más vascularizada, y su resistencia a la humedad es menor, recibiendo negativamente el exceso de agua durante un período prolongado», añade. Este daño no es tan evidente como el que se produce por el calor, sino que se produce muy poco a poco, viéndose progresivamente la pérdida de densidad del cabello sin saber exactamente a qué se debe.
Además, el exceso de humedad repetido puede hacer que salgan hongos en el cuero cabelludo, ya que, al haber mucha cantidad de pelo, la zona transpira menos. «Esto ocurre más aún cuando dormimos. Las almohadas son un territorio cómodo para ácaros y hongos que, si a ello le añades una humedad adecuada para su reproducción, podrá ser el germen de nuevos bichos que se pueden asentar en nuestra piel y melena», explica la experta.
Cómo secar bien el pelo
Pero no solo es el hecho de dejarlo secar al aire, sino de que no siempre lo secamos adecuadamente, dejando restos de agua o dañando aún más el cabello con la forma de secarlo. «Con la toalla deberemos quitar el exceso de agua sin frotar, para no dañar ni el cuero ni el propio cabello. Después deberemos secar con la ayuda de un secador a una temperatura media. Un exceso de calor puede producir también una debilitación capilar, que se queme, que se desequilibren los folículos y que surja y una aceleración de la circulación en esta región, provocando que generemos más sebo y nuestra melena adquiera una textura grasa», apunta Guerrero.
Por eso, también es necesario, cuando se lava el pelo hacerlo con productos que lo traten y protejan de los agentes externos. Es importante que estos no contengan ni siliconas, ni sulfatos, ni parabenos ni otros ingredientes químicos que atenten contra la salud capilar.
¡Lo quiero!
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