La obsesión por las mechas, en la versión sutil de las babylight o en el más contundente balayage, continúa cotizando al alza en la tendencia de invierno. De hecho, solo los bob más cortos, los que van muy por encima del hombro, lucen un brillante único tono. Definitivamente, en las melenas largas nos interesa todo lo que añada matices, luz y, finalmente, volumen. De ahí el interés por encontrar cierta diversidad de tonalidades en los tintes, sobre todo adaptadas a las melenas castañas y más oscuras. Este invierno se impone, porsu originalidad y calidez, la familia de colores englobados bajo la etiqueta Raspberry Bourbon: los profundos tonos de los frutos del bosque, de la frambuesa morada y la roja.
Podemos aparcar el recurso a los conocidos tonos caoba y cobre: sellevan los matices morados, si la melena es muy oscura, o de un rojo profundo, si el cabello está en la zona de los castaños. Como siempre, el resultado final de las mechas depende mucho de la pericia de la colorista para lograr ese efecto tres dimensiones que todas vamos buscando, pero optemos por la técnica balayage o por el clásico ombré lo que tenemos asegurado es un mantenimiento mínimo.
Un factor que influye muchísimo y puede variar bastante el resultado final son los trabajos de color previos que llevemos en el pelo. Si la melena es consistentemente oscura, puede que necesitemos marcar unas mechas rubias para conseguir un buen contraste con los tonos Raspberry Bourbon. Si las llevamos incorporadas de viejas decoloraciones, estas tonalidades son perfectas para recuperar la viveza y el carácter de la melena sin tener que cortarla. Una buena manera de sanear, aunque solo sea estéticamente, el pelo.
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