Siempre se ha dicho que la princesa Ana (Londres, 1950) era la favorita de su padre, el duque de Edimburgo, con quien le unía una relación muy especial basada entre otras cosas en su común pasión por los caballos y su particular sentido del humor, pero también en su elevado sentido del deber. Quizá por eso no resulte extraño que su actitud tras el fallecimiento del príncipe Felipe, cuyo féretro acompañó a pie de riguroso luto mostrando su dignidad habitual, haya conmovido a los británicos. Un 70% de ellos valoran muy positivamente su figura, frente al 64% de hace tan solo unos meses. Sin lugar a dudas Ana es uno de los miembros más populares de la familia real británica, solo por detrás de su madre, la reina Isabel II, y de sus sobrinos Kate y Guillermo, duques de Cambridge.
La explicación es simple: la princesa cumple escrupulosamente con sus obligaciones -de hecho, está considerada como uno de los miembros más trabajadores de su familia y representa a más de 300 organizaciones benéficas y militares-, pero eso no le ha impedido cultivar una merecida fama de mujer de carácter, cuya fuerte personalidad y criterio propios se reflejan de forma especial en su forma de vestir. Por ejemplo, nada más retomar sus compromisos tras el funeral del duque de Edimburgo en Windsor participando en el Anzac Day, el homenaje a los soldados de Australia y Nueva Zelanda caídos en combate o en misión de paz, aprovechó para lanzar un mensaje a través de su abrigo de color púrpura, un tono de indudables connotaciones regias. Según el diario The Express con esta elección, la princesa le habría querido decir a a la reina que está más comprometida que nunca con la causa. La cuenta oficial de Twitter de la familia real compartió las imágenes del acto y las reacciones de sus fans no se hicieron esperar. La mayoría, además de alabar su labor, aventuraban lo orgullosa que debe sentirse Isabel II de su hija.
Pero ese abrigo púrpura, además de las connotaciones anteriormente expuestas, refleja a la perfección su estilo. Un estilo que no solo le ha servido para afianzar su imagen pública de royal con decenas de compromisos anuales que, además, reutiliza habitualmente las prendas de su guardarropa, algunas de los años 80. "Reciclo porque soy muy tacaña. Aún intento comprar tejidos y que me hagan prendas con ellos, porque me parece más divertido. Además, con eso también se apoya a las personas que todavía se dedican a la manufactura en este país. No debemos olvidar que aún poseemos esas técnicas, que sigue habiendo sitios con profesionales fantásticos", contó hace un año a la edición estadounidense de esta revista, que le dedicó un extenso reportaje de portada con motivo de su 70º cumpleaños.
Aquel aniversario constituyó la mejor de las ocasiones para revisar imágenes de la princesa y constatar que es todo un icono de moda. El diarioThe Guardian, entre otros, llegó a citarla como fuente de inspiración para diseñadores como Phoebe Philo,Demna Gvasalia o Alessandro Michele. No andaban desencaminados. Para prueba, esta foto, en la que Ana de Inglaterra luce un vestido estampado que podría pertenecer a cualquier colección de Gucci. En concreto, a la de esta temporada.
Es más que probable que la princesa Ana haya adquirido su gusto por los colores vivos y los estampados vistosos de la reina, y por una razón puramente práctica: la de poder ser vistas fácilmente entre la multitud. Pero no hace falta tener 300 actos oficiales para adoptar un hábito que, por cierto, está de plena actualidad esta temporada. No tiene más que meterse en la web de Zara para comprobarlo. Y es que como dice Edward Enninful, director de la edición británica de Vogue: "La princesa Ana es un verdadero icono de moda".
Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.
Fuente: Leer Artículo Completo