- Vanesa Lorenzo se embarca en nueva aventura editorial cuatro años después de publicar ‘Yoga, un estilo de vida’.
- La modelo quiere ayudar a otros padres a través del yoga y la disciplina positiva, filosofías que a le ayudan en la educación de las dos hijas que tiene con Carles Puyol.
Vanesa Lorenzo está exultante de felicidad porque, por fin, tieneen sus brazos a su tercera criatura. Y no es que ella y su pareja, el ex fubtolista Carles Puyol, se hayan animado a dar una hermanita a sus dos hijas, sino que acaba de publicar su segundo libro ‘Crecer juntos’. Una obra muy interesante, editada por Planeta, donde Vanesa Lorenzo, de un modo muy práctico y ameno, habla del yoga y la disciplina positiva, “las dos filosofías que me están ayudando tanto en mi día a día como madre”. Con la ayuda de las expertas Angélica Joya y Catherine Esteve, la modelo explica como con estasherramientas afrontar el reto de educar a los niños de un modo muy diferente al tradicional.
“Antes de conocer a mi pareja, nunca había sentido el verdadero deseo de ser madre”, es la frase con la que Vanesa Lorenzo comienza ‘Crecer Juntos’. Ocho años después de conocer a Carles Puyol, ha cambiado las pasarelas y una vida nómada por una enriquecedora vida en familia junto a Manuela y Martina, de 6 y 4 años, que le han enseñado que “la maternidad es el mayor aprendizaje que un ser humano puede pasar”.
Vanesa, ¿qué van a encontrar los padres en ‘Crecer juntos’?
Por un lado, cómo introducir la práctica del yoga con los niños según sus edades y siempre a través del juego. Es muy interesante cómo introducir conceptos de conciencia, meditación, respiración así como la práctica física. Por otro, hablo de la disciplina positiva como método educativo pero afrontado de un modo muy práctico. He querido usar ejemplos de retos cotidianos con los que nos enfrentamos y cómo resolverlos para comunicarnos mejor con los niños.
Nos cuentas que la disciplina positiva es lo contrario a la educación más tradicional basada en la obediencia, la autoridad y el uso de premios y castigos. ¿Qué tipo de educación recibiste de pequeña?
Mis padres no fueron mucho de premios y castigos, pero sí que la obediencia y el respeto al adulto ante todo. Me crié en un ambiente en el que no se explicaban mucho las cosas y ‘tienes que hacer esto porque soy tu madre’. La sociedad también era más jerárquica, ahora las cosas han cambiado mucho y también lo ha hecho el modo de educar.
Uno de los principios de la disciplina positiva es ponerte en el lugar de los niños, escucharlos y tratar de entenderlos. ¿Qué te han enseñado tus hijas Manuela y María cuando lo hiciste?
Me han sorprendido por la capacidad que tienen de sentido común. Los niños responden muy bien cuando te acercas desde el respeto, desde la empatía y haciéndole entender que sus sentimientos y emociones las quieres entender y que es importante. Mis hijas me dan lecciones a diario. Alguna vez cuando he perdido las formas y les he pedido perdón, la mayorme ha dicho “mami, no te preocupes que yo también me pongo nerviosa”.
El yoga es algo que forma parte de tu vida desde hace 15 años pero la disciplina positiva te llegó más tarde. ¿Qué beneficios has notado desde que la usas?
He notado que mis hijas empiezan a tener un pensamiento crítico y eso me emociona muchísimo como madre. Quiero que se enfrenten al mundo sin tener que obedecer porque sí, sin dejarse llevar por las tendencias. La disciplina positiva les fortalece mucho, les hace pensar que no tiene por qué seguir lo que hace su compañero de clase y eso es muy valioso en esta era de tecnología y redes sociales.
Has comentado que este libro es como un tercer hijo. ¿Te hubiera gustado formar una familia numerosa?
Me hubiera encantado tener un tercer hijo, lo tenía idealizado. Si hubiera empezado antes estoy segurísima de que ya estaríamos por el tercero. Pero es tan duro, es mucho trabajo y creo que nos paramos aquí. En mi casa somos tres hermanos y tengo una relación tan buena con ellos, recuerdo una infancia tan chula a su lado.
La gran parte de trabajo de este libro la llevaste a cabo durante el confinamiento. ¿Cómo viviste esa etapa?
El hecho de estar redactando el libro me ayudó muchísimo en una convivencia que eramás intensa y compleja de lo habitual. Sentí como que los astros se habían alineado porque estaba haciendo lo que más necesitaba en ese momento. La disciplina positiva es muy útil para mejorar la convivencia, para que los niños cooperen y eso durante el confinamiento fue fundamental.
Hace unos días, Carles Puyol, tu pareja y padre tus hijas, comentaba en redes sociales comentando que el libro ‘casi os cuesta el divorcio’. ¿Tan difícil ha sido?
No, fue una broma. Pero sí es cierto que yo trabajé muchas horas delante del ordenador y al no haber colegio por el confinamiento pues fue más intenso para él.
Tu respuesta a esa broma en redes fue ‘tenía que ponerte pautas. Este libro está hecho principalmente para ti’¿Cómo es Carles como padre?
Es muy respetuoso y muy cariñoso. Le gusta que todo el mundo tenga su lugar y es muy respetuoso con respecto a cómo es cada uno de los individuos del equipo. Los dos intentamos no repetir ciertos patrones en los que no estamos de acuerdo pero que nos salen sin darnos cuenta porque somos víctimas de una sociedad machista.
En el libro planteas cómo la maternidad influye en la pareja en cuestiones como la carga mental, la pérdida inicial del deseo sexual o la diferencia de criterios en la educación. ¿En vuestra relación de pareja afectó mucho el pasar de ser solo dos a convertirse en una familia?
Sí, muchísimo. Y a nivel personal nos afectó mucho a los dos. Yo llevaba una vida nómada y anárquica y Carles estaba en el proceso personal de dejar el fútbol. En nuestro caso, los dos pasábamos por un proceso de transición que no era fácil y ser padres en ese momento o te refuerza o te aleja, en nuestro caso nos unió y toco madera para que siga así.
Si el yoga y la disciplina positiva son el secreto para afrontar los retos de la educación de vuestras hijas, ¿cuál dirías que es el secreto para mantener una relación de pareja excelente tras ocho años juntos?
Es muy importante recordar que hay que atender también la pareja que se ve eclipsada por las necesidades de la familia. Nosotros utilizamos algunos viajes de trabajo para ir juntos sin niños y gracias también a los abuelos que son el mayor regalo del mundo. Unos días juntos para tener escape de pareja son un privilegio. Pero cuando no podemos viajar a veces nos hemos obligado a ‘vamos a salir a cenar’ aunque estemos súper cansados. Si no se pierde la dinámica y es fatal.
Hablando de viajes, estuvisteis en Islas Galápagos y allí se pensó que os habías comprometido. ¿Habrá boda?
No, fue una broma, una exaltación de la felicidad. En algún momento tendremos que formalizar el compromiso, pero con hijos el compromiso ya más grande no puede ser.
Comentas en el libro que para educar a los hijos en el respeto, hay que respetarse a una misma y eso pasa por cuidarse. ¿Qué consejo darías a las madres para que no se abandonen?
A mí me ayuda hacer un listado de las pequeñas cosas que te hacen sentir bien y hacerlas en huecos aunque sean diez o quince minutos. Sacar un rato para hablar con una amiga para no perder el contacto o leer algo que te interesa.
Dices que la maternidad es un estado de plenitud pero también de renuncia. ¿A qué es lo que más te ha costado renunciar tras tener a tus hijas?
A dejar de tener tiempo para interesarme por cosas que me gustan mucho, como la cultura, el arte o la música. Echo de menos nutrirme de esas cosas por falta de tiempo. También echo mucho de menos estar sola.
Y desde un punto de vista más positivo, ¿qué es lo mejor que te ha dado la maternidad?
La maternidad es el mayor aprendizaje que un ser humano puede pasar. Es un estado de dar que no tiene parangón con otra cosa y sin pedir nada a cambio, es un ejercicio muy interesante.
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