Quien siga a Kanye West en Twitter seguro que ayer no se aburrió. El rapero y aspirante a la presidencia de los Estados Unidos sufrió otro de sus famosos y cada vez más habituales ataques de egomanía que le llevó a publicar más de un centenar de mensajes en esta red social atacando a la industria musical, de la que asegura sentirse “un esclavo”.
Además de amenazar a sus actuales compañías de discos con publicar los contratos que tiene con ellas para demostrar que le impiden ser dueño de su música; el marido de Kim Kardashian también sorprendió a sus admiradores con todo tipo de desvaríos en los que aseguraba que no sacaría nuevas canciones hasta que le dejaran ser libre, que solo estaba dispuesto a reunirse con empleados millonarios de esas discográficas para hablar de este asunto o pidiendo a sus fans que rezaran por él para que no acabe como Michael Jackson, al que “los medios llamaban loco y luego lo mataron”.
Claro que nada comparable al vídeo ya viral en el que el cantante se grabó orinando sobre uno de los Grammy que ha ganado a lo largo de la vida, posiblemente los premios más importantes de esta industria pero que nunca han sido santo de devoción para Kanye, que no perdona que nunca le hayan entregado el del Álbum del año o Canción del año. “Creedme, no voy a parar”, prometía junto a este extraño documento gráfico.
Viendo como su ídolo estaba perdiendo los papeles, fueron muchos los admiradores que pidieron en redes que por favor alguien le quitara el teléfono de las manos. Aunque no hizo falta, ya que al final fue la propia Twitter la que ha sancionado al cantante con la prohibición de usar su cuenta durante las próximas 12 horas, tal y como él mismo ha anunciado a través del perfil de su amigo Rick Fox.
Aunque lo curioso es que este castigo temporal no ha sido por sus ataques escatológicos a la industria de la música, sino por haber rebelado información privada de un un periodista sin su permiso. Concretamente, su número de teléfono personal, tal y como reporta el canal de noticias TMZ.
Habrá que estar atentos a qué puede decir Kanye cuando el castigo se levante. Alguien que como él que no está acostumbrado a que le prohíban hacer lo que quiera puede ser muy peligroso si no le controlan. De momento su mujer Kim Kardashian ya ha dicho que le apoya en su lucha contra los contratos discográficos. Veremos si sus futuros votantes después de esto hacen lo propio con su candidatura a la Casa Blanca. Claro que si Donald Trump lleva cuatro años viviendo en ella, no podemos descartar nada.
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