Sabemos por qué Paloma Cuevas no rompe su silencio desde que se desatara la tormenta de su divorcio

La noticia saltó el 1 de julio. Han pasado tres meses en los que Paloma Cuevas ha leído, visto y escuchado informaciones de todo tipo sobre esa separación y posterior puesta en marcha de su divorcio de Enrique Ponce. La empresaria lleva tres meses aguantando el chaparrón mediático y la exposición en las redes sociales de su ex junto a su nueva (y joven) pareja, Ana Soria.

Lo ha hecho en silencio. Sin alzar la voz. Sin manifestarse al respecto. Con elegancia y tranquilidad, llevando el dolor por dentro de tener que ver cómo se ponen en su boca ciertas afirmaciones que son falsas. Paloma no ha querido desviarse ni un centímetro de esa hoja de ruta marcada desde el primer momento.

¿Por qué? Por su entorno. Por respeto a todas esas personas que tiene a su alrededor y que sabe que, cuanto más sufra ella, peor estarán. No olvidemos que tiene dos personas a su cargo que ya van siendo conscientes de las cosas, y sus deseos pasan por protegerlas. De ahí que, además, esté poniendo todo de su parte para que se firme un divorcio de mutuo acuerdo.

Paloma, en realidad, siempre ha sido así. Quizás por eso, llame más la atención que Enrique haya optado por otra vía que no sea la que ha marcado su matrimonio y sus apariciones públicas durante ese periodo. ¿Era ella quien tiraba hacia ese lado más discreto? A la vista está que sí. Y que va a llevarla hasta las últimas consecuencias, dispuesta incluso, como ya hemos hablado en otras ocasiones, a poner tierra de por medio y marcharse de España el próximo curso.

Mientras Ponce exhibe su amor, ella seguirá como está: callada. Protegiendo a los suyos. Sin hacer ruido… a pesar de que se fuerce o se intente provocar que salte.

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