Lily Collins habla sobre su trastorno alimenticio y la terapia

Ha pasado de ser «la hija de Phil Collins» ha ganarse un nombre propio –más que merecido– en el mundo de la interpretación. Lily Collins (31) ha ido cosechando éxitos a lo largo de los años, evolucionando en papeles que han ido desde Blancanieves en Mirror, Mirror, pasando por Hasta los huesos, donde se enfrentó a uno de sus roles más duros reviviendo su anorexia en la ficción; hasta su último trabajo, el que más proyección internacional le ha dado: desde que Emily in Paris se estrenó, no hemos dejado de ver a la actriz en diferentes medios y portadas de revistas.

Pero no es oro todo lo que reluce. Y Lily Collins no tiene problema en reconocer que lo ha pasado mal y que lleva años en terapia. Así lo ha contado en el podcast Make it Right de Josh Smith, aunque no es la primera vez que habla de sus trastornos alimenticios: ya lo hizo en su propio libro, Unfiltered: no shame, no regrets, just me (2017), donde contó cómo la anorexia se apoderó de su adolescencia.

«Solía tener muchas voces en mi cabeza y la terapia me ayudó a encontrar el motivo de por qué permitía que esos pensamientos oscuros dictasen en mi vida», ha contado. «Entendiendo y aceptando eso, me he dado cuenta de que aquellas razones que utilizaba de joven para fomentar mi trastorno alimenticio, ya no están. Ahora me centro en cosas que antes me perdía, como pasar tiempo con los que quiero, cultivar mis relaciones… ahora son una prioridad».

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Y aunque la terapia psicológica ha sido fundamental para lograr superar su trastorno, la intérprete admite que su prometido Charlie McDowell también ha jugado un papel importante en su mejoría: «Me ha permitido ser la mejor versión de mí misma», dice. «Me siento empoderada a través de las personas que amo, que me animan a continuar. La mejor versión de uno mismo es cuando tu mente y tu corazón están trabajando a su máxima capacidad.

Lily Collins admite que también ha lidiado con el síndrome del impostor

No fue hasta que la serie Valeria estrenó su primera temporada que se comenzó a dar eco a esta curiosa patología. El síndrome del impostor, aunque se manifiesta de diferentes formas, se da especialmente cuando una persona es incapaz de asimilar sus éxitos y logros, y los atribuye a factores externos, dado que existe un problema de autoestima y confianza.

Algo con lo que la actriz tiene que lidiar. «Ha habido momentos de éxito personal en los pensaba que no me merecía mi corona. Aún tengo este síndrome del impostor que me hace dudar» .

Vía: Women’s Health ES

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