Han pasado unos 10 meses desde que María Teresa Campos, a golpe de comunicado leído por su hija Terelu, anunciaba su ruptura con Edmundo Bigote Arrocet. Casi un año en el que la presentadora no ha sido capaz de cerrar, del todo, esas cicatrices generadas por el desamor con el humorista. Sobre todo, porque el punto y final se selló con un frío mensaje de WhatsApp.
Hace unos días, se rompía en una entrevista con Bertín Osborne. «Tengo el amor de mis hijas, tengo el amor de mis amigos y estoy abierta al amor porque el amor no tiene edad. Si quieres que te diga la verdad… Bertín, yo todavía no lo comprendo… sé que es amigo tuyo, pero es que yo no lo comprendo, fíjate, no me lo puedo creer. Sin haberme preguntado te estoy diciendo a ti lo que no he dicho a muchos que me preguntan. No lo comprendo, no puedo creer que esa persona ya no…», se desahogaba con una sinceridad que no se había visto hasta el momento.
Y, con lágrimas en los ojos que reflejaban su dolor, añadía: «El final del WhatsApp decía, ‘ya no me humillas más’, pero, ¿en qué te he humillado?«. Una pregunta para la que no ha tenido respuesta en todo este tiempo, porque no volvió a haber comunicación entre ellos. Y un sentimiento tan hondo que, al recordarlo este fin de semana en ‘Viva la vida’, provocaba que Terelu se rompiera por esa desesperación de su madre.
Ahora, sabemos qué piensa Edmundo. Eran Marisa Martín Blázquez y Pepe del Real quienes explicaba en ‘El programa de Ana Rosa’ este lunes las impresiones del humorista, que lo primero que hacía era aclarar las informaciones que han surgido estos días sobre el alquiler de su pisito de soltero y cómo lo había perdido. Marisa aseguraba que negaba que hubiese perdido esa vivienda que pagaban, de manera religiosa sus hijas.
Pepe explicaba, tras hablar con el entorno de Arrocet: «Él es muy cabezota y cree que Teresa le debe una llamada y ésa no se ha producido y si la hay podría haber un acercamiento. Edmundo se fue cansado, la relación se había desgastado que a él le gustaba viajar y ella es más hogareña. El entorno me reconoce que es muy cabezota y que deja flecos sin atar. Que no va a levantar el teléfono para hablar con Teresa me dicen«.
Vamos, que si María Teresa da ese paso, podría haber una posibilidad de que, al menos, restablecieran esa amistad que fue previa a un amor que nos pilló a todos casi tan de sorpresa como el final de un romance que había llenado los medios de crónica rosa.
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