Después de que se levantara el confinamiento británico a principios de julio, los miembros de la familia real del país fueron lentos a la hora de empezar a llevar mascarillas, de la misma forma que el resto de Reino Unido. Pero pronto la duquesa Camilla de Cornualles y Kate Middleton se dieron cuenta de que había una buena forma de mantenerse a salvo y convertir la prenda en un accesorio, y ambas fueron vistas llevando mascarillas con los distintivos estampados de Liberty of London.
Durante un evento que tuvo lugar el pasado viernes, la princesa Ana subió la apuesta con la mascarilla más majestuosa que hemos visto hasta ahora. Ana llevó una mascarilla blanca de algodón decorada con su letra real, una ‘A’ inscrita con una corona flotando en la parte superior. De acuerdo con el diario The Mirror, la princesa no se quitó la mascarilla mientras visitaba Citizens Advice Harlow, un centro de voluntarios que ofrece servicios de asesoramiento. Mientras estuvo allí, averiguó sobre cómo la organización se ha adaptado al coronavirus y reconoció a algunos de sus voluntarios con certificados por su servicio.
Este miércoles, Anne volvió a utilizar la mascarilla de nuevo para visitar una exposición de biología marina.
Todos los miembros de la familia real británica tienen el mismo logo y lo muestran en inesperadas ocasiones. Camilla le regaló a Kate un brazalete de oro con su ‘K’ tras su boda con el príncipe Guillermo. Meghan Markle, una ávida escritora de cartas, hizo buen uso del suyo en su papelería, y cuando Meghan y el príncipe Harry aún eran senior royals, su logo era una combinación de sus dos letras.
Aunque Ana ha sido reconocida habitualmente como la royal más trabajadora, no siempre ha sido conocida por dictar las tendencias. Pero este año, la hija de Isabel II ha cumplido 70 años y una serie de artículos en revistas, y una nueva serie de fotos de cumpleaños, revelaron que el resto de la realeza podría aprender una cosa o dos de su estilo casual y atemporal.
Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair y traducido. Acceda al original aquí.
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