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Durante sus primeros años de juventud se dedicó al deporte, concretamente al fútbol, sin embargo, Ginés García Millán siempre tuvo claro que su pasión era interpretar y su destino estaba delante de los focos o sobre las tablas. “Creo que otra profesión no me habría dado tantas cosas bonitas”, comenta el actor murciano. Tras más de dos décadas metido de lleno en este oficio, el intérprete sigue cosechando éxitos. Tras su participación en la aclamada serie Quien mató a Sara y su regreso a la gran pantalla con El comensal, se prepara para dar vida al comisario Rentero en la adaptación de La novia Gitana, de Paco Cabezas.
¿Cómo valoras el éxito que ha tenido Quien mató a Sara?
La verdad es que estoy muy contento. Es un gran motivo de alegría, ya no solo por mi trabajo a nivel personal, sino por el esfuerzo también del resto del equipo. En este caso ha sido en México, un país que me encanta y que siempre me ha tratado muy bien. Lo cierto es que no pensábamos que iba a ser un éxito tan grande.
Así que, la renovación por una segunda y tercera temporada os pillo por sorpresa.
Totalmente. Nosotros teníamos previsto hacer una primera temporada y se dieron las circunstancias, gracias al apoyo del público, de seguir adelante con esta historia con varios capítulos más.
Como a otros tantos compañeros, el rodaje de la primera temporada se vio interrumpido por la pandemia. Quizá, esto también jugó a nuestro favor, porque hubo tiempo de terminar los capítulos que estaban pendientes y sopesar la idea de hacer un par de temporadas más. Finalmente, se decidió seguir adelante, porque gustó mucho el resultado de lo que se había hecho.
De tu personaje César Lazcano, destacaría que es un villano con tintes humanos, algo que no es sencillo de interpretar.
Desde la primera vez que leí los primeros capítulos, me pareció muy interesante el personaje de César, porque, como bien dices, es un malvado, aparentemente sin ningún tipo de escrúpulo. Un tirano absoluto, egocéntrico, egoísta, pero, por algún lado se deja patente que también es una persona que arrastra cierto dolor y un pasado con peso.
Esto hace que no sea un villano de una pieza, si no que tiene ciertos matices bonitos. A medida que el personaje de César fue creciendo, hubo un entendimiento con los guionistas para llevarle hasta su final, donde intenta redimirse un poco.
¿Qué fue lo que mas te gustó del final de tu personaje?
Me encantó que haya tenido esta intención de pedir perdón por todo lo que había hecho, aunque quizá, es algo que llega demasiado tarde para su familia y el resto de personajes que circulan por al serie. Creo que todavía, en algún lugar de su corazón, hay sitio para la esperanza y me gusta que se lanzara ese mensaje.
¿Cuál ha sido la parte más complicada de interpretar a César Lazcano?
Lo más difícil es hacerlo creíble, que tenga verdad, credibilidad y todo ello, hacerlo sin juzgarlo. Es complicado no entrar a valorar si lo que hace un personaje como César Lazcano está bien o está mal. Creo que es necesario sacar a relucir todo tipo de villanos en las ficciones, porque son ejemplo de gente que existe en la realidad y puede llevarnos a reflexionar qué cosas tenemos que empezar a cambiar como sociedad. Me gustaría creer que he construido este papel a partir de lo diferentes que somos (risas).
¿Cómo recuerdas el último día de rodaje?
Fantástico. Me llevo muchos recuerdos, sobre todo, del cariño de la gente. También la complicidad y las risas con todo el equipo. Hemos estado juntos en momentos muy duros, porque estar tanto tiempo separado de tu familia, de tu casa, se hace complicado, y ahí los compañeros han estado ahí arropándome. Creo que un proyecto sale así de bien cuando te sientes a gusto y feliz con quienes trabajas.
De aquí a un tiempo, te vamos a ver también en La novia Gitana ¿Qué podrías decirnos de este proyecto?
Hemos terminado de rodar ya la primera temporada y espero que haya una segunda (risas). La novia gitanaes una novela conocida por muchísima gente y lo que quiero es estar a la altura. Yo hago del comisario Rentero, un papel bastante interesante que va avanzando según el paso de los capítulos. Ha sido una producción increíble y estoy encantado de haber podido conocer y trabajar con Paco Cabezas.
¿Qué crees que va a sorprender al espectador cuando vea esta serie?
La novela nos hace crear universos por cada lector que la lee. Entonces, poner esto en imágenes, en la pantalla, siempre es complicado. Pero creo que estamos haciendo un trabajo de una gran calidad, con una apuesta visual sobria y potente. Me da la sensación de que es un proyecto que va a gustar mucho al público.
En tu carrera, has hecho todo tipo de personajes, pero destacan villanos como Grau Puig en La catedral del mar ¿Hay algún papel que recuerdes con especial cariño?
Te diría que el de Bernardo en la serie Herederos. Es uno de los villanos más adorables que he hecho, pero, sobre todo, por este tándem que hacíamos Concha Velasco y yo. Cualquier que iba a las grabaciones se quedaba sorprendido de lo mucho que nos reíamos y lo bien que lo pasábamos. Creo que es el personaje que más quiero.
Importante hablar de tu papel de Fernando en Motivos Personales. Ahora que está tan de moda recuperar ficciones “clásicas” ¿Que dirías si te propusieran retomar la serie?
Yo entiendo que las series tiene que terminar, pero creo que Motivos Personales se merecía una temporada más de las que tuvo para dar un final de altura. Si a mí me dijesen de hacer, aunque fuera unos poco capítulos para cerrar las tramas que quedaron pendientes, después de tantos años, sería maravilloso. No me lo pensaría y diría que sí. Además, los fans de la serie se lo merecen (risas).
No podemos terminar esta entrevista sin hablar de El comensal, tu última película, que ya está en cines.
Desde hace un mes ya puede verse. Está dirigida por Ángeles González Rinde y se basa en la novela homónima de Gabriela Ybarra. Se centra en la historia del asesinato de su abuela a manos de ETA en 1977, durante las primeras elecciones democráticas. Yo interpreto a Fernando, el hijo al que le mataron su padre. Un hombre que ha guardado ese dolor por tan terrible pérdida por años y luego, a través de su hija, intenta sanar esa herida tan profunda. Es una película de la que estoy muy orgulloso.
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