El pasado 3 de septiembre, Ana Soria celebró su 22 cumpleaños. Hace menos días, el 11, era Paloma Cuevas quien soplaba las velas (55, en concreto). Presente y pasado de Enrique Ponce. Una referencia temporal acentuada por la manera de actuar, públicamente, del diestro ante una y otra fecha.
A pesar de haber borrado las imágenes que tenía al lado de su nueva pareja, ese 3 de septiembre, Ponce no podía reprimir sus sentimientos. Primero, felicitaba a la estudiante en sus ‘stories’ de Instagram. Después, lo hacía en un post fijo. Una doble muestra de amor, como decimos, pese a haber hecho desaparecer todo rastro de ella semanas antes.
¿Qué encontramos en su muro del pasado viernes y si acudimos a él? La nada más absoluta. Nada de nada. Enrique no felicitó a su exmujer de manera pública. Imaginamos que dejó esa muestra del cariño que aún les queda para la esfera privada. Porque la relación entre ellos es buena. Tanto como para haber contratado a un solo abogado para ambos.
Este gesto traza esa línea más que clara entre el presente y el pasado. Entre quien es su prioridad absoluta en el terreno sentimental y quien lo fue, pero donde ya no queda ese amor que exhibieron en los actos públicos de manera elegante. Pero también evita, al no pronunciarse en el cumpleaños de Paloma, el morbo de las teorías.
Paloma celebró ese viernes su cumpleaños más complicado. Unos 55 años que no olvidará, pero que afronta rodeada de un grupo de amigas leales que no van a soltarle la mano. Fiona Ferrer, Estrella Morente y Genoveva Casanova, son algunas de esas mujeres que le demostraron que no va a recorrer este camino sola.
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