QUÉ HA PASADO
• Erkut descubre que su esposa lo ha engañado.
• Zeynep está desesperada por el encierro de Selim.
• Veysel apuñala de forma accidental a Cevahir.
Cevahir sale del hospital ya recuperado de la puñalada que sufrió. Lo primero que hace al llegar al taller es nombrar a Melek encargada. Ella no quiere el puesto, ya que no se siente preparada, pero el hombre insiste. Su verdadera intención es tenerla más cerca en el trabajo y empezar a conquistarla. “Será mía quiera o no. No la dejaré escapar”, piensa con una sonrisa maliciosa. Durante la jornada, reciben una llamada de una gran empresa pidiendo que les confeccionen varias prendas.
Todas las empleadas piensan que es demasiado y que no llegarán a tiempo. No obstante, la ahora nueva responsable las motiva a intentarlo: “Somos obreras incansables, unas buenas costureras y sacaremos esto adelante. No quiero veros preocupadas”.
Las chicas se ponen manos a la obra y terminan el mandado, pero se equivocan al enviar las cajas. Por otro lado, Elif no pasa un buen día en el colegio. Beril no deja de molestarla lanzándole bolitas de papel en clase y la maestra la regaña por estar distraída. Para colmo, cuando está en la asignatura de Educación Física con varios compañeros, uno de ellos tira la pelota demasiado fuerte y rompe uno de los cristales del edificio. La pequeña se niega a delatar al culpable, a pesar de ser la delegada.
Finalmente, guiándose por su conciencia habla con Taylán para que diga la verdad y este acepta: “Está bien, le confesaré al director que soy el responsable”. Luego, la niña se va a la tienda de Yusuf para pedirle que arregle el cristal roto. El librero acepta encantado: “Dame unos minutos y voy contigo”.
Lejos de allí, Erkut, desilusionado tras descubrir el engaño de su esposa, decide hacer las maletas y marcharse de la casa inmediatamente. Cuando Asuman regresa en compañía de Gonca se percata de que ha sido abandonada. Al dejar de llorar se dirige al cajón donde guarda todo el dinero y se da cuenta que está vacío. “Ese malnacido me ha dejado y se ha llevado todo lo mío”, dice llorosa. Su amiga la consuela y le promete que le pagará el alquiler por un año: “Me has ayudado mucho, es el momento de que te devuelva todos los favores que me has hecho”. Sin embargo, cuando llama al banco para hacer la transferencia bancaria, le comunican que sus cuentas fueron bloqueadas. No sospecha para nada que Arzu está detrás de lo ocurrido con su fortuna.
Umit intenta destruir a la familia Emiroglu
Al día siguiente, Murat se marcha con su padre a vender ropa y objetos como todos los días en su furgoneta. “Quiero comprar una sartén bonita”, explica una desconocida que se acerca. Simsek le da una de las mejores. A cambio, ella se ofrece a regalarle un jersey hecho a mano, que a simple vista se ve algo barato. El señor acepta ante la mirada desconcertada de su hijo, que no puede creer que sea tan ingenuo como comerciante.
Horas más tarde, Veysel llega a casa muy cansado. En el jardín charla con Tülay, a quien le aconseja que se cambie el color del cabello o se lo corte: “Si te haces algún retoque, habrá muchos que ya no te reconocerán en la calle”. La mujer observa que su esposo se avergüenza de que la gente siga viéndola como aquella persona que se ganaba la vida de forma poco honrosa. Dolida y con la excusa de ir a comprar algo, sale a caminar por la calle para recuperarse del disgusto y, viéndose incapaz de perdonar tan duras insinuaciones a su marido, decide no regresar a su hogar.
Durante la tarde, Aliye se reúne con Umit en la mansión. La señora le pone al tanto de sus dudas de hacer unas mejoras en el rancho para sacar la economía familiar a flote: “Sería demasiado dinero. Es muy arriesgado”. El chico le insiste en que será una gran oportunidad. Finalmente, convence a la anciana de que le extienda un cheque con una fuerte suma. Una sonrisa se dibuja en su rostro, ya que es un paso más para dejar en la quiebra a los Emiroglu.
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