Miren (Ane Gabarain) y Bittori (Elena Irureta) son madres, y como tal, buscarán la reconciliación. No olvidan ni niegan el dolor, la una como madre de un etarra que sigue en la cárcel cuando la banda terrorista anuncia el alto el fuego en 2011, y la otra como viuda de una víctima de ETA. Ambas inician un duro camino hacia un abrazo.
“Patria cuenta lo que pasa y cómo afecta a las familias; incide en lo humano, en su conflicto emocional”, dice Irureta, una de las actrices protagonistas de esta serie creada por Aitor Gabilondo (Vivir sin permiso), basada en la novela de Fernando Aramburu.
La búsqueda del asesino
El día en que la banda anuncia el abandono de las armas, Bittori decide volver a vivir al pueblo que dejó cuando asesinaron a su esposo El Txato, de camino a su empresa de transportes. Quiere saber quién fueel encapuchado que lo mató. ¿Pero podrá convivir con quienes la acosaron antes y después de ese atentado que trastocó su vida?
Su presencia altera la falsa tranquilidad de la zona, sobre todo la de su vecina Miren, y madre de Xose Mari, un terrorista encarcelado, y que sospecha asesino de su marido.“Fueron íntimas –explica Gabarain–, pero que el hijo de Miren sea etarra las separa irremediablemente, porque antes que amiga eres madre”.
La ficción de ocho capítulos–el primero se podrá ver en abierto en Telecinco– habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad del perdón en una comunidad rota por el fanatismo político durante más de tres décadas. “Todos los personajes necesitan recomponerse, perdonar, si quieren cerrar heridas. Miren y Bittori se dan al final un semiabrazo. Se perdonan, pero nunca volverán a ser amigas”, avanzan.
No se justifican los atentados, pero también se habla de las torturas policiales y de cómo esas muertes trastocaron la convivencia en Euskadi.Muestra el miedo a posicionarse, de cómo la violencia ha influido en las familias de ambos bandos: a unos se les ha endurecido el corazón, y otros huyeron, como algunos hijos de estas madres que no están ni con los buenos ni los malos. “Es la primera vez que un relato toca el arco entero de este problema. Aquí están todas las piezas”, coinciden.
“Todos los actores somos vascos; tenemos a alguien que ha sufrido la violencia de ETA, y en San Sebastián, donde vivo, también tengo conocidos proetarras. Entendemos perfectamente el dolor de estas dos mujeres”, agrega Gabarain.
También lo hace su creador y guionista, Aitor Gabilondo, donostiarra: “Necesitaba contarlo. Además, jóvenes, como mis hijas de 14 años, no saben qué es ETA, y con la tele pueden empezar a hacerse preguntas, y ayudar a subsanar la amnesia colectiva sobre la lacra terrorista que ha aniquilado familias en nuestra reciente historia”.
El rodaje
Félix Viscarret, que adaptó al cineEl trompetista de Utopía, en Bajo las estrellas, la novela de Aramburu, y Óscar Pedraza, dirigen los capítulos grabados en Soraluze, Elgóibar, San Sebastián, y otros enclaves vascos. No en Hernani –el alcalde de Bildu no facilitó los permisos–, ni en cuarteles o con vehículos de la Guardia Civil, al rechazar las escenas de tortura .
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