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Esta semana en Servir y proteger, Hanna se mete en un buen lío cuando el resto de presas la acusan de haber apuñaladoa Teresa, otra de las reclusas. Cata, su mayor aliada en prisión, está segura de que la responsable del complot es Rebeca, quien busca venganza tras haber pasado unos días en aislamiento por tráfico de drogas. Sin embargo, no tienen forma de probar la culpabilidad de su compañera. “Esa tipa me va a hacer la vida imposible”, se lamenta Hanna.
Por otro lado, Julia y Gael se encuentran en el mejor momento de su relación, como vimos en los capítulos de la semana pasada de Servir y proteger, y el hostelero aprovecha para pedirle a su chica que defienda a su hija: “Eres la mejor de tu oficio y sé que puedes ayudarla mucho”. Para sorpresa del dueño del Moonlight, la abogada no está por la labor de mezclar trabajo y amor y se muestra reticente a ayudar a Cata provocando una gran decepción en Gael.
No obstante, tras una conversación en la que ambos consiguen resolver sus diferencias, la pareja se reconcilia y Julia promete ayudar a su chico con los problemas de la reclusa.Mientras tanto, Lidia se entera de lo que le ha ocurrido a Hanna, habla con Néstor para encontrar a la verdadera culpable y, para conseguirlo, pedirán ayuda a Vega y Cata.
Vega acepta a ayudar a Hanna y a Cata
Esta última se muestra colaborativa desde el principio, a pesar de las continuas amenazas de su enemiga en prisión, pero Vega tiene sus dudas y no está dispuesta a meterse en un asunto que no le pertenece. Finalmente, y por miedo a que Rebeca acabe con su vida, la ex inspectora de policía da su brazo a torcer y urde un plan junto a Cata para desenmascarar a la delincuente.
Cerca de allí, Fabián se encarga del caso de Gonzalo, un hombre muy deprimido que sufre acoso. Las casualidades de la vida hacen coincidir a este paciente con Iris y ambos sienten una fuerte atracción que conduce a la agente a intentar ayudarle con su problema.
Por su parte, Isidro y Saúl deciden remar en la misma dirección y retoman la buena relación entre padre e hijo, ocupándose de los cobros a morosos. Un negocio del que Noemí empieza a des- entenderse para emprender su nueva aventura: la creación de un curso en el centro cívico con el que quiere aprovecharse de los vecinos más vulnerables del barrio ¿Hasta dónde llegarán las malas mañas de la familia Galván?
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