La metamorfosis forzosa de la industria de la música en España, debido a los cambios de hábitos y de formatos, parece haber pasado ya su punto más crítico y los datos empiezan a reflejar, por fin, algo de estabilidad y buenas noticias. Según el nuevo informe de Promusicae, la venta de música en España ha registrado durante el primer semestre de 2019 el mayor incremento desde comienzos del siglo, cuando se generalizó el problema de la piratería y las ventas cayeron en picado.
El desplome no se detuvo ni un solo año hasta 2014, pero la recuperación, discreta desde entonces, está siendo mucho más significativa en la presente temporada. De acuerdo con el informe, los españoles invirtieron casi 140,7 millones de euros en escuchas en línea y soportes físicos, una cantidad que supera en un 26,9% el registro de idéntico periodo en 2018, que se quedó en 110,9 millones. Es decir, cada vez hay más gente aburrida de piratear, y que adopta formas de escuchar música más respetuosas con los autores.
El imparable ascenso del «streaming» está detrás de estos resultados, pero también confluyen en esta ocasión una significativa subida en las compras de elepés de vinilo e incluso un aumento en las ventas del CD, un formato que venía registrando números decrecientes en los últimos ejercicios.
El auge de los modelos de consumo digital es generalizado en los principales mercados internacionales, pero el estirón que experimenta en España el «streaming» (escucha on line sin necesidad de descarga) es muy llamativo al venir de cifras más discretas. Las suscripciones a plataformas como Amazon Music, Apple Music, Deezer, Google Play, Spotify, Tidal y similares representaron entre enero y junio un desembolso de 78 millones de euros por parte de los aficionados españoles, un 41% más que en la misma franja temporal de 2018 (55,3 millones). El streaming de pago es, de largo, el principal activo en la cuenta de resultados, pero las cifras de ingresos para el sector también son positivas en la otra variante, la de acceso gratuito a cambio de la inclusión de publicidad. Los ingresos pasan aquí de 8,4 millones en 2018 a 10,4 millones en el presente año: un 24,4% de subida.
El arrollador incremento del streaming no hace sino apuntalar el peso del negocio digital frente al físico. Las primeras evidencias de una clara aceptación del consumidor por este modelo se produjeron por vez primera en 2015, pero ahora no queda el menor margen de duda: el 76,8% de los ingresos para la industria española provienen del mundo on line y solo el 23,2% restante, de los productos «tangibles»: discos compactos y álbumes de vinilo.
Y eso que este 2019 está resultando también muy positivo para estos formatos. El CD, inmerso en un retroceso que no parecía tocar suelo, rebota por primera vez desde 2014. Los españoles destinaron 24,1 millones a comprar discos compactos entre el 1 de enero y el 30 de junio, un 9,7% más que en la temporada anterior. Las ventas de ese periodo en 2018 fueron de 22,03 millones.
Vinilo, la cuarta parte del mercado físico
El vinilo, por su parte, es una opción aceptada por un número cada vez mayor de aficionados. Nostálgicos y también recién llegados reivindican con sus compras las virtudes de este formato que, de nuevo, vive uno de sus mejores momentos por su crecimiento desde una perspectiva porcentual. En el caso de lo que llevamos de 2019, del 53%, puesto que se compraron elepés por valor de 7,7 millones de euros frente a los 5,1 millones contabilizados en el ejercicio previo. Dicho de otra manera: el vinilo, que parecía una opción virtualmente extinta hace una década, obtiene ahora un 24% de presencia, lo que supone representar casi una cuarta parte del mercado físico.
Antonio Guisasola, presidente de Promusicae, califica de «excelentes» las cifras presentadas y destaca el papel que la industria de la música grabada ha tenido en los resultados obtenidos. «En todos estos años se ha creado un nuevo tejido industrial que ahora funciona a pleno rendimiento, a pesar de las dificultades que implica tener una tasa tan elevada de piratería. Si mantenemos el esfuerzo para lograr reducirla, el mercado digital vivirá un momento de consolidación y madurez. Hay motivos para ello, la sociedad vive conectada y la tecnología funciona. La oferta de novedades musicales que continuamente llegan al consumidor es muy atractiva. Y además queda espacio para un mercado físico que todavía tiene cosas que decir. Aunque por supuesto el mayor mérito lo tiene el enorme momento creativo por el que pasa España, que además vive, gracias a nuestra lengua común, el español, en perfecta alianza con el mercado latino. Los éxitos en español abundan en las listas de ventas y generan mucho interés. Con este caldo de cultivo no es de extrañar que crezcan las suscripciones de pago en los servicios de streaming y también los resultado. Queda ahora por resolver cuestiones tan importantes y objetivas para el sector como la implementación de la nueva directiva del copyright que permitirán reconducir problemas que nos afectan, como el value gap, ya que el consumo de streaming de vídeo, que sigue siendo masivo y mayoritariamente financiado por publicidad, solo supone el 13,9% de los ingresos que genera todo el streaming, frente al 15,9% que supuso en el mismo periodo de 2018, algo que tenemos que revertir».
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