Como toda historia de amor que se precie, no fue un camino fácil.Si vives en una ciudad grande, estamos seguras de que te enamoras, de media, cinco o seis veces al día de los looks que ves por la calle. La clave está en deshacerte de la vergüenza y cuando algo realmente te gusta, de verdad, ir a por ello. Es decir, preguntar de dónde es. Desgraciadamente no siempre es fácil. Por eso, cuando ocurren milagros, debemos hacerles caso.
Hace unas semanas vi a una chica con un vestido de tweed blanco roto. Con un abertura en la parte inferior, manga larga, escote en pico y botones de dorados, me pareció una de las prendas más bonitas que había visto en los últimos meses (muy de inspiración Chanel, eso también influía). Combinado con abrigo negro y largo a los hombros, unos maxipendientes dorados y una coleta baja, me pareció un look de sobresaliente absoluto. No era el momento ni el lugar de preguntar de qué firma era. Por lo que la historia de amor empezó y terminó en ese mismo instante.
Para mi sorpresa, días depués lo vi. En el maniquí del escaparate de mi Zara de confianza (todas tenemos uno): el vestido de tweed blanco. Era una señal.
Y es que, se trata de un modelo perfecto como fondo de armario, pero que admite infinidad de combinaciones. Si lo llevas a un evento como invitada, acertarás cien por cien (lo puedes combinar con las sandalias más bonitas -y cómodas- de las que te hablábamos el otro día). Si te lo quieres poner para ir a la oficina, puedes optar por botas o botines y para las más arriesgadas, sneakers. El límite está en tu imaginación.
¿Lo mejor? Está disponible desde la talla XS hasta la XXL por lo que te quedará como un guante tengas la talla que tengas. ¡Vivan las curvas! Cuesta 59,95 euros y aún está disponible en la web, por lo que si siempre has soñado con un vestido de tweed de estas características… ha llegado el momento.
Fuente: Leer Artículo Completo