Una noche de chicas ‘literaria’: Carolina de Mónaco, más elegante que nunca, y Carlota Casiraghi con vestido de 2.000€ de Saint Laurent

Anoche se celebró la entrega de los premios literarios que cada año se celebran en Mónaco. Una iniciativa de la Fundación Príncipe Pierre, fundada por Rainiero de Mónaco en homenaje a su padre, un importante mecenas de arte. Desde mediados de los sesenta, cuando nació la fundación, todos los años dos escritores son reconocidos con premios de 25.000 y 12.000 euros. La ceremonia suele contar con la representación de algún miembro de la Familia Real, en este caso por partida doble. Ayer se acercaron a la Ópera Garnier de Mónaco Carolina Grimaldi y su hija Carlota Casiraghi protagonizando uno de los dúos de estilo más inspiradores del momento, como suele ser habitual.

Carlota Casiraghi lleva ya un tiempo afincada en el estilo bohemio con un punto rock’n roll que supone un soplo de aire fresco dentro del estilo de las royal. Desde que se convirtiera en embajadora de Saint Laurent no deja de sorprender. Ayer lo hizo con un vestido de estampado de leopardo, largo y vaporoso, con una gran lazada al cuello y manga larga de la firma valorado en poco más de 2.000 euros.

Un vestido que bien podríamos haber visto en Kate Moss y que en ella consigue ese efecto de elegancia innata y je ne sais quoi tan típico del estilo francés. Carlota de Mónaco remató el estilismo con unas sandalias atadas al tobillo de empeine cerrado y un abrigo negro de estilo masculino. El pelo suelto, con apariencia de no haber sido peinado y unas uñas en color granate fueron todas las claves de su look de belleza.

Su madre representaba la sofisticación y el chic más puro gracias a un vestido de satén. Un diseño en negro de manga corta con hombros muy marcados y corte midi.

El original bordado de su falda, en un vibrante verde manzana y en color cobre, convertían un sencillo vestido negro en uno original y moderno. Carolina de Mónaco combinaba su vestido con unos zapatos de tacón de tiras cruzadas en el empeine y un clutch con piedras bordadas en los mismos tonos de su vestido. Como remate, una gargantilla dorada para terminar de dar luz a la parte superior del conjunto.

Dos estilos opuestos y, al mismo tiempo, similares pues las dos desprenden la elegancia y el estilo congénito heredado de aquella diva de Hollywood que se convirtió en princesa: Grace Kelly.


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