El tono de labios predilecto de las francesas, Mena Suvari en la escena más emblemática de American Beauty o el papel trascendental que juega en cualquier trabajo de Almodóvar, el color rojo guarda un legado histórico del que muy pocos pueden presumir pero que muchos sueñan alcanzar. En moda, contamos con infinitas referencias que ratifican su fama, desde el vestido largo de Satine mientras entonaba "One day I’ll fly away”, pasando por aquella colección íntegramente bañada en color rojo que Comme des Garçons proponía para la primavera de 2015 y hasta los mágicos chapines de rubíes de Dorothy. Tan relevante y poderoso, que sus connotaciones no solo nos hablan de un color, sino también de un estado de animo e incluso de una actitud. Desfiles, alfombras rojas y street style han sido testigos, en más de una ocasión, de icónicos momentos donde el protagonista indiscutible ha sido dicho color. Ilustra así el hecho de que su presencia sea más que deseada en la industria y su uso capaz de aportar una dosis de seguridad, fuerza y pasión como ningún otro.
© Getty Images
En verano, establecemos como vestido comodín al clásico largo en color blanco y de lino, que siempre es un acierto, o al de longitud midi y estampado floral, sin embargo, para ocasiones especiales no existe ningún acuerdo premeditado, sino que la elección tiende a ser mucho más diluida. Las más prácticas suelen optar por un Little Black Dress mientras que las más arriesgadas se decantan por propuestas que incluyan brillo, escotes o patrones imposibles, pero este verano estamos seguras de que todas querrán el vestido rojo más viral de la marca Australiana más famosa de Instagram.
© Cortesía de Shona Joy
Responde al nombre de Clemence y nace en Australia, de la mano de la firma Shona Joy. Está inspirado en el glamour de los años 70, es de corte mini, cuello alto, mangas globo con puños elásticos, fruncidos y pliegues en falda y corpiño acabado en volantes. Todo ello confeccionado en una delicada gasa semitransparente en color rojo escarlata. Fácil de combinar con cualquier básico de fondo de armario como unas sandalias negras de tiras y kitten heel, un bolso baguette o unos pendientes minimalistas que no opaquen la grandeza del vestido.
© Cortesía de Shona Joy
El vestido Clemence es una de esas prendas que brillan por sí solas y lo único que necesitan tus planes más especiales de verano.
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