Carlyne Cerf De Dudzeele es una diva por naturaleza, nacida en Saint Tropez –algo que influyó mucho en su estilo y lo definió en gran medida– ya se había ganado su puesto de prestigio en el mundo de la moda, cuando en 1988 fue la directora creativa que decidió el estilismo de la primera portada de Vogue USA bajo el mandato de Anna Wintour. Una portada que no estuvo exenta de polémica, por culpa de los vaqueros que protagonizaron el estilismo de la modelo Michaela Bercu, combinados con un jersey de pedrería en forma de cruz de Christian Lacroix. En aquel número se juntaron todos los grandes, pues Peter Lindberg fue el encargado de tomar la instantánea que daría la vuelta al mundo y hoy seguimos recordando después de más de 30 años.
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El estilo de Carlyne es femenino y algo transgresor, pero sus influencias no son pocas. Además de la excentricidad de los artistas de la Costa Azul francesa –que coincidía con la de su madre–, también bebe del buen gusto de las clases altas francesas durante sus años en París en los que recibió una estricta educación. Denomina a la elegancia de su madre como “innata”, a pesar de ser excéntrica y extravagante. De Dudzeele es fan de mezclar estilos y estéticas con unos resultados exquisitos. Algo que su cuenta de Instagram pone de manifiesto.
Ha trabajado con todos los grandes de la industria: ayudó a Karl Lagerfeld a realzar las colecciones de Chanel e introdujo las cadenas de oro que cubrían los estilismos de la marca en los años 90. También fue íntima de Gianni Versace y trabajó con Azzedine Alaïa. Su relación con Jeremy Scott, diseñador de Moschino, es más que especial y la estilista suele frecuentar los desfiles de la firma para apoyar a su amigo. Como ha ocurrido en el último del pasado jueves 20 de febrero en la Semana de la Moda de Milán.
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Su presencia en las semanas de la moda de todo el mundo no es nada extraña y este año pudimos verla también en Nueva York, en el show de de Marc Jacobs, en el que Miley Cyrus –con la que también ha trabajado en numerosas ocasiones– desfiló con un look atrevido y rockero. Entre la infinidad de celebridades que alguna vez han contado con su asesoramiento destacan Irina Shayk o Ariana Grande.
A día de hoy está presente en todo lo que importa. Trabajó junto a Brandon Maxwell para crear los estilismos de su último desfile y su papel fue crucial en el último vídeo de campaña de Moschino en el que Cyrus es la estrella por excelencia (además de sus piernas). Toda una genialidad.
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En el pasado no solo trabajó junto a mujeres icónicas como Linda Evangelista, Christy Turlington o Claudia Schiffer, sino que contribuyó a encumbrar a todas esas supermodelos que llegaron al olimpo. Su complicado nombre se ha ganado el apodo CCD entre sus amigos más cercanos y podemos decir que el leopardo es uno de sus estampados fetiche. La precursora del high&low sigue siendo, a día de hoy, clave en esta industria tan compleja.
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