Técnicamente, es la ausencia de color. Ahora bien, en la práctica quizá sea la tonalidad con el discurso más arraigado de todo el espectro cromático. Vestir y pensar de negro es, decíamos, tanto una forma de entender el mundo como la primera gran tendencia del otoño. "Es ser arrogante y modesto al mismo tiempo. Práctico, perezoso y, a la vez, misterioso. Pero por encima de todas las cosas dice: yo no te molesto, no me molestes a mí".
Así lo describía el hombre que lo institucionalizó en la industria: Yohji Yamamoto. Probablemente el primer responsable de esa creencia tan extendida de que las editoras de moda siempre visten de negro. A ratos dogma, a ratos cliché.
"El negro es arrogante y modesto al mismo tiempo. Es fácil, vago y, a la vez, misterioso. Pero por encima de todas las cosas dice: yo no te molesto, no me molestes a mí". Yohji Yamamoto
No es casualidad que el Romanticismo se acomodara en sus sombras para expresar el mal de un siglo (el XIX) que se cuestionaba su propia existencia. La oscuridad de aquel pensamiento – Lord Byron, Goethe, Poe, Chateaubriand- encontró cierto gusto en elementos naturales (el abismo, la tormenta, la bruma) y medievales como el misticismo o el arte gótico para manifestarse en todos los ámbitos. Después serían el existencialismo, el nihilismo y el minimalismo (y demás ismos con ínfulas intelectuales) quienes lo adoptaran como el color que sin serlo, lo es TODO.
© Ilustración: Mar Lorenzo. Imágenes: Getty Images/ Armando Grillo, Gorunway.com/ Alessandro Lucioni, Gorunway.com
De la misma forma que entonces, en el otoño de 2019, el color negro en su vertiente más Romántica (con mayúsculas) y gótica es la reacción de una generación que se cuestiona si hemos hinchado tanto la burbuja de las tendencias que ha acabado por explotar. Que no se conforma con adquirir ropa sino que reflexiona sobre su mensaje. Y que explora nuevas formas de feminidad que, sin escotes o líneas sinuosas, rediseñan la erótica del cuerpo en torno a nuevas zonas:
Los hombros que sobresalen voluminosos para subrayar la presencia, aumentar la envergadura y, valga la paradoja, afinar la cintura.
Las transparencias de los tules, la organza y el encaje que sugieren sin mostrar.
Los largos infinitos, en las mangas en las faldas, que ahondan en el efecto longitudinal y en las siluetas lángidas.
© Cortesía de Zara
El vestido Romántico.
La elegancia en el otoño de 2019 pasa por tener un vestido que reúna todas estas características y en Zara hemos encontrado 15, un poco románticos y un poco góticos que combinan con las botas altas que están tan de moda y con los botines Chelsea de toda la vida.
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