Quedan 15 días para que cambiemos el cardigan por el chaleco de punto

La pasada primavera sucedía algo maravilloso: entre todas las blusas de mangas abullonadas de inspiración romántica que parecían sacadas de una novela de Jane Austen, o bien, del Oktoberfest, las que más saben de moda reivindicaban esa prenda olvidada del vestuario formal masculino que debía representar la corriente minimalista, que ya entonces dejaba sus primeras brisas.

Aquel chaleco blanco lo llevaron Monica Geller o Carrie Bradshaw mucho antes de que las tiendas le concedieran su sello de aprobación. Primero en forma de top o blusa y después, como lo que es, una chaqueta sin mangas para llevar abierta sobre cualquier conjunto. Como un toque superficial de elegancia porque, honestamente, no es que fuera la prenda más práctica del mundo…

Hasta que llegó el otoño y las parisinas retomaron el pulso contra las tendencias llegadas del norte e impusieron su rebeca de punto favorita por encima de todas las cosas. Y así fue como empezamos a hablar del cárdigan en todas sus versiones y posibilidades. No somos nosotras, es que está por todas partes: en París, en Zara, en Instagram y hasta en la sopa. Pero si tú también te has cansado de la chaqueta que arrasa en cualquier boutique vintage que sepas que tiene los días contados porque con el año nuevo la moda cambiará su discurso y su prenda fetiche: menos Jeanne Damas y mucho más Man Repeller: 2020 será el año del chaleco de punto.

© Carola de Armas

Ya no es el chaleco de vestir que evoca inevitablemente la imagen de Annie Hall, sino la versión algo clásica y elitista que llevaría un estudiante de Harvard o todas las chicas que prefieren los mocasines a las bailarinas.

Es el caso de las estilistas de Zara y de la influyente Leandra Medine que ha acuñado el término Dickey para referirse a un diseño muy concreto: un chaleco de punto sin costuras laterales hecho a la medida de las más frioleras.

© Getty Images/Cortesía de Zara

A medio camino entre un jersey, un poncho o un cuello de lana, el dickey se lleva sobre una camisa con vaqueros, mocasines o botas planas y mucha actitud. Ande yo caliente…

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