Una de las novedades que nos está dejando la pandemia, además de los desfiles virtuales, son las increíbles localizaciones que las firmas han elegido. Buscando quizá un golpe de efecto mayor o aprovechando que no hay cientos de invitados que acomodar hemos visto desfiles en sitios tan mágicos como la sala de los espejos de Versalles, la cima de los Dolomitas, el escenario de un icónico teatro de Milán o el mítico club Castel de París. Si creíamos que ya no podían sorprendernos, ha llegado Nicolas Ghesquière con su desfile para Louis Vuitton para hacer el más difícil todavía: presentar su nueva colección para el próximo otoño en el Museo del Louvre, entre esculturas de la época griega y con la Victoria de Samotracia como testigo de excepción.
Es precisamente esta época, la de la Antigüedad Clásica la que sirve como eje central de la nueva colección de Vuitton donde nos encontramos con estampados geométricos que nos recuerdan al arte de entonces, faldas cortas plisadas o botas recubiertas de tiras doradas que imitan las míticas sandalias grecorromanas.
Los estampados y bolsos confeccionados en colaboración con la casa Fornasetti. Una serie de diseños elegidos por Ghesquière entre los archivos de la casa italiana que tienen a a escultura y arquitectura clásica como protagonistas y que se convierten el contrapunto perfecto para las prendas vanguardistas de Vuitton. Para Nicholas Ghesquière esta colaboración ha sido un aliciente único: “Como diseñador que siempre ha amado la habilidad que tiene la moda para evocar el pasado, el presente y el futuro simultáneamente, quería añadir nuevas capas a este manuscrito creativo. Explorar los archivos de Fornasetti ha sido tan emocionante como si de una excavación arqueológica se tratara, buscando y encontrando dibujos del pasado para darles una nueva vida en Louis Vuitton”.
Esa combinación de extremos entre lo moderno y lo antiguo lo encontramos no solo en estos estampados sino también en la mezcla de materiales que se utilizan y en la búsqueda de nuevas siluetas.
Los anoraks de tejido técnico se forran de dorado y plateado en una textura que imita al pan de oro; los vestidos de noche dorados y de tejido regio se combinan con parkas de nylon, chalecos de cuero con jerséis de lana XL…
Las siluetas exploran nuevas proporciones, las cazadoras ensanchan sus hombros y acortan la cintura, las americanas se transforman en capa y los pantalones de traje se acortan hasta debajo de la rodilla. La tendencia oversize continua con conjuntos en los que la ropa XL manda y no da lugar a concesiones.
También la mezcla de estampados y colores le aporta ese toque vanguardista a la colección, con morados, amarillos, el blanco y el negro, dorados, verdes y naranjas como tonos predominantes.
Los bolsos, como no podía ser de otra forma en Louis Vuitton, merecen una especial mención. Los diseños realizados en colaboración con la casa Fornasetti están llamados a convertirse en la pieza de coleccionista más buscada entre los admiradores de la marca francesa.
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