- Qué tendencia de vestidos de fiesta llevar a cada edad.
- El vestido de fiesta más tendencia llevará lazos.
Cambiar de etapa es sinónimo de cambiar de armario o, al menos, de estilismos. Si bien no queremos renovar las prendas que se encuentran en el interior de nuestros vestidores, siempre podemos rescatar esas piezas que permanecen en su fondo sin apenas uso o que resultaron tan versátiles en temporadas pasadas.
Las tendencias de 2022 se adelantaron ya sobre las pasarelas de las grandes capitales del mundo, pero ahora son las consultoras de moda más prestigiosas y seguidas por cualquier fashionista las que nos enseñan la puesta en escena perfecta de estas corrientes de estilo. Y si hay prendas que, más allá de las camisas y los jeans, no nos pueden faltar, esos son los vestidos. Nacieron en la prehistoria como una pieza capaz de proteger de las bajas temperaturas del clima, tomaron visibilidad en Egipto con los looks de Cleopatra y también en Grecia su importancia fue imprescindible gracias a los increíbles atuendos de seda y lino que vestían las griegas. Con el tiempo y el paso de los años, los vestidos fueron evolucionando sus diseños pasando a ser desde prendas de la alta sociedad o imprescindibles de las flappers en los años 20 hasta elegantes propuestas innovadoras de casas de moda de lujo como Dior, que inauguró con su New Look una nueva etapa.
Qué vestidos se llevan este año: de las rayas al punto
Ahora los vestidos ya están a la orden del día y, aunque continúan guardando su denotación de prenda favorita para lucir en las galas y eventos más especiales, empiezan a reñirse en estilo con otros conjuntos como los trajes, pero se han hecho hueco también en nuestro día a día convirtiéndose en un aliado perfecto para acompañar nuestras jornadas.
Las guías de 2022 lo dejan claro: se llevan llamativos, excéntricos y con detalles y tejidos que los convierten en únicos. Si las 10 tendencias en zapatos que reinarán este nuevo año sentenciaron la vitalidad que inunda la moda en los próximos meses, su enseñanza se conjuga ahora en perfecta sintonía con las lecciones que los diseñadores han pautado sobre los vestidos que llevaremos. De estampados como los lunares o las rayas, con flecos o lentejuelas, en blanco o en negro y con siluetas que suman elegancia como el cuello barco. Recogemos a continuación una decena de notas que los diseñadores nos han enseñado con un objetivo claro: que las incorporemos a nuestros looks.
El estampado preferido de las camisetas de los iconos de moda franceses se traslada ahora a los vestidos. Las rayas horizontales predominan, pero las verticales comienzan a hacerse hueco también en nuestras siluetas para acompañarnos a lo largo de estos 12 meses en diferentes propuestas que nos han enseñado algunas casas de moda como Chanel.
Del Moulin Rouge y los años 20 al asfalto. Si los flecos ya invadieron parte de nuestras corrientes de moda inspirándose en los vestidos mantones de manila, también esta vez aparecen a lo largo de todas las siluetas y, sobre todo, en los bajos de las mismas.
¿Por qué no vestirse de novia sin pasar por al altar? Nadie dijo que fuera necesario casarse para poder vestir voluminosos diseños que toman como referencia los diseños más románticos de la historia. El blanco se apodera de los estilismos de la mano de casas de moda de lujo como Erdem o Givenchy.
El ‘naked cut-out’ es una tendencia en alza. De Kendall Jenner a Dua Lipa, Rosalía y una infinidad de celebridades. Enseñar la piel se impone como un ‘must’ de estilo imprescindible, pero resulta aún más notorio hacerlo si se sigue una de las pautas más dictadas del año: con dos franjas laterales que enseñen nuestras cinturas.
Jamás pensaríamos que una sola pieza tan sencilla como un vestido de punto podría ser definitiva para formar un look, pero ahora esta prenda toma (incluso) más relevancia erigiéndose como el comodín al que siempre acudir en nuestros armarios. Estampado o liso, corto o largo… Los vestidos de punto pisan con mucha fuerza.
Era uno de los estampados favoritos de Lady Di, lo es también de Carolina de Mónaco y forma parte de ese cajón de atributos que se nos atribuyen en España a primera vista. Los lunares llegan a los vestidos sustituyendo a los polka dots -ligeramente más pequeños- y mejor, en su versión, XXL. Chanel o Balenciaga ya los han incluído en su catálogo.
Un LBD se conoce como el little black dress, pero ahora también podríamos decir que define al «largue black dress«. Es decir: a cualquier vestido negro. El color estrella de la elegancia y la sofisticación se mezcla con aires más grunge e incluso sensuales en tejidos de encaje, piel y tul.
El ‘spaghetti strap’ marcó en los años 90 un antes y un después. Si tuviéramos que escoger a un icono de estilo que lo vistiera, el debate estaría entre Jennifer Aniston y Gwyneth Paltrow, pero ahora su salida a la calle puede ser parte de los estilismos de cualquier mujer. Es cómodo, favorecedor y si se le añade un toque lencero, como el encaje en el escote, en el bajo o incluso a lo largo de toda la silueta, el éxito está garantizado.
Parecía ser apto solo para las galas y fiestas, pero resulta que las lentejuelas pueden ser parte, también, de nuestros looks diarios. Siguen teniendo mayor presencia como acompañantes perfectas de las ocasiones de alta etiqueta, pero los vestidos de lentejuelas, como Chufy sabe, pueden llevarse incluso con una coleta y botas militares para una quedada o en veladas diurnas especiales.
Favorito de Audrey Hepburn, Brigitte Bardot y hasta Meghan Markle. El cuello barco, que afina la silueta y alarga el cuello, viene en vestidos mini midi y largos. ¿Un consejo? Mejor con un recogido, pero si lo llevas con el pelo hacia atrás o con peinados en los que se pueda apreciar mucho mejor, ya que suma finura y añade un plus de elegancia.
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