Andrés Sardá ha fallecido a los 90 años de edad en Barcelona. El diseñador será recordado como uno de los pioneros en llevar la moda, el estilo y la belleza de la ropa interior a las pasarelas y al mundo.
Fue en los años 60 cuando Andrés Sardá decidió crear su propia empresa de ropa interior femenina. Ingeniero textil perteneciente a una familia ligada a la industria del tejido desde finales del siglo XIX, decidió romper con los convencionalismos de aquella época en la que la ropa interior era estéticamente oscura y soñó con aportar su particular visión.
Convencido de que la lencería femenina podía ser delicada, favorecedora y tentadora, se puso del lado de las mujeres y dedicó sus esfuerzos a desterrar aquellas prendas de uso y poco evolucionadas. Sardá buscó para ellas los tejidos más suaves, las formas más ligeras y los colores más fascinantes. Se alió con las últimas tecnologías y buscó los materiales más revolucionarios, como la fibra de Lycra para crear colecciones sugerentes y vanguardistas, con prendas capaces de cautivar a las mujeres.
Movido por su inquietud, amplió sus horizontes con vocación internacional y con vistas al mercado más exigente, el del lujo. Poco a poco, gracias a sus seductoras propuestas, su firma alcanzó el éxito y el diseñador el reconocimiento mundial con premios como el Creador del año del Salon de la Lingerie de París o el Premio Nacional de la Moda otorgado por S.M. la Reina Letizia.
A las colecciones de íntimo se unieron las de baño, porque como creador no tuvo límites; como empresario, transgredió todos ellos y abrió nuevas vías nunca exploradas hasta el momento por una marca española. Con la complicidad de los fotógrafos más cosmopolitas del momento y de las modelos más admiradas, apoyó la belleza de sus prendas con imágenes magníficas y evocadoras, convirtiendo en luminoso aquel mundo de sombras.
Hoy su sueño está más vivo que nunca. Fiel a su proyecto, siempre ligado a Barcelona, Andrés Sardá supo también ser maestro y mentor de su hija Núria, quien desde 1998 ha dado continuidad a la gran marca de lujo en que se ha convertido aquel deseo de crear belleza. El tiempo ha condensado su esencia y hoy la firma sigue transmitiendo el cariño y el oficio con el que se cortan las prendas. Fiel al legado de su padre, Núria es ahora la alquimista que funde con imaginación las materias más exquisitas y que mantendrá siempre vivo el espíritu del señor Sardá.
Vía: Harper’s BAZAAR ES
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