Este 2019 está siendo inolvidable para María Pombo. La influencer se ha casado, ha disfrutado de las bodas de su hermana y de una de sus mejores amigas, se ha consolidado como una de las influencers más importantes de nuestro país y, además, el mismo día que cumple 25 años, lanza su tercera colaboración con la firma de joyas Agatha París.
Con la excusa de felicitarla (por todo), nos cuenta que «esta colección (que se llama PRISMA) es la más especial de todas, la que más ilusión me ha hecho, porque si yo fuera joya, sería una de estas piezas». Además, está inspirada en uno de los momentos más inolvidables de su vida, porque «tenía claro que quería mucho color en esta colección. Empezamos a hacerla en marzo, pero en mi luna de miel vi un aroiris doble como no había visto en mi vida, y ahí me reafirmé, porque quería que cada vez que la viera me recordara a ese viaje tan especial«. ¿Sus piezas favoritas? «La que más me representa es la cruz de colores, porque siempre me gusta llevar una cruz o a la Virgen María», pero estas Navidades regalará muchos «pendientes, de estos largos, como fluidos…». Además, hay un collar solidario, un modelo con una piedra en forma de lágrima, cuyos beneficios íntegros irán destinados a la FEMM (la Fundación Esclerosis Múltiple de Madrid).
Los secretos (y consejos) de estilo de María Pombo
María Pombo empezó a ser una influencer reconocida en nuestro país hace más o menos un lustro y desde entonces, ha intentando manterse siempre fiel a sí misma. «Siempre he sido muy natural, me gusta lo sencillo, así que no creo que sea una referente de estilo. No soy la niña más estilosa, pero me visto con lo que me gusta de verdad y eso parece que es precisamente lo que gusta de mí, aunque ahora reconozco que arriesgo un poco más».
¿La gran lección que ha aprendido en estos cinco años de éxito en las redes? «Que menos es más, que me tienen que dar igual las modas, porque lo que quiero es estar cómoda conmigo misma. Busco ser yo, y voy a seguir así. A lo mejor hay algo que se lleva y le queda muy bien a otra chica, pero si yo no me identifico…«. De hecho, reconoce que en este tiempo solo ha caído en dos tendencias que juró que nunca llevaría: los zapatos con plataformas corridas y los pantalones de pana.
Para María Pombo las prendas estrella de esta temporada son las botas altas negras (las que lleva hoy son de Mango), y los vestidos mini con hombreras o mangas abullonadas, pero como todas, la influencer también tiene sus ‘dramas fashionistas’. «No hay día que no diga, «y qué me pongo hoy». Me pongo delante del armario y pienso que no tengo nada, pero es mentira, no puedo decir eso, tengo muchísimo, el problema es que no tengo imaginación«. Por eso, siempre que puede apuesta por su look comodín infalible: «un vestidito y unas botas altas, porque puedes ponerte encima cualquier cosa y queda bien». Y reconoce que «hay veces que mis seguidores me dicen que me pongo mucho alguna prenda, pero es que me fastidia no poder usar la ropa todas las veces que me gustaría. Así que pienso: ‘por qué no me lo voy a volver a poner? Que me critiquen, pero lo quiero seguir usando'».
Con tantos viajes como hace María Pombo, estamos seguras que es una auténtica maestra en preparar equipajes, pero si hay dos básicos que no faltan nunca en su maleta, esos son «una camisa blanca y unas botas negras». ¿Y los que salvaría de su armario si solo pudiera quedarse con tres prendas? «Un bolso de Chanel negro que llevo siempre, una trenca verde que no me quito y mis zapatos de la boda».
Y hablando de su mediático ‘sí, quiero’, María Pombo nos reconoce que los look con los que más guapa se ha visto fueron los del día de su boda. «Me encantaría que mis hijas se pusieran mi vestido de novia. Quizá el segundo look sí lo puedo volver a usar, como he hecho con los zapatos» ¿El mejor consejo que le daría a una futura novia? «Que no se guíe por las tendencias, que se deje llevar por la idea que ella tiene y que vaya vestida de ella misma porque, si no, se arrepentirá. Yo tuve una crisis, porque decía ‘a lo mejor no está a la moda, y me critican’. Pero luego pensé que quería verme dentro de 20 años y quería que me siguiera gustando, así que a día de hoy, volvería a elegir los mismos vestidos».
Por cierto, todas tenemos un pasado de estilo del que nos arrepentimos, y una influencer no iba a ser menos. El de María Pombo fue, como el de la mayoría, en la adolescencia, y nos confiesa entre risas que «la mía fue mucho más chunga… Coincidió con mi época de Estados Unidos, tengo esa carpeta de fotos Facebook bloqueada, me mimeticé demasiado en el ambiente y comí mucha comida americana«, reconoce entre risas.
Sobre Instagram, seguidores, likes y haters
Con casi un millón y medio de seguidores en Instagram, María Pombo sigue con la humildad intacta, y reconoce que no llegó un día y dijo eso de «mamá, quiero ser influencer» porque, de hecho, «todavía no soy plenamente consciente de que influyo en la gente y que me hacen caso, que toman nota de lo que digo. Pero es verdad que luego te das cuenta de lo que haces cuando llegan los seguidores y te escriben diciendo que les ha gustado tal o cual que has recomendado, y ahí dices, pues sí… Pero el éxito no ha venido de repente y sé que aún me queda mucho por cumplir».
Como todas podemos imaginar, María Pombo se pasa el día enganchada a Instagram: «mi teléfono dice que paso 3 horas al día en Instagram, pero es mentira, es mucho más». Eso sí, su relación con los ‘haters’ parece tomársela con mucha filosofía. «voy por épocas, pero no me suelo cabrear, de hecho, me suelo reír con mis amigas de las cosas que se inventa la gente. Hasta que hablan de mi familia, eso sí. La verdad es que intento contestar poco, así que nunca me arrepiento de lo que les digo, porque cuando lo hago es porque ya he llegado a un límite en el que necesito soltarlo».
Por cierto, que quien crea que el grupo de influ-amigas que forman María Pombo, María Fernández-Rubíes, María G de Jaime, Teresa Andrés Gonzalvo, Marta Lozano, Natalia Coll o Dulceida es un producto de markentig más, se equivoca: «somos amigas de verdad, nuestra amistad es muy real porque pasamos muchas horas juntas, compartirmos muchas cosas y entre nosotras entendemos cosas que otra persona a lo mejor no entienden. ¡Y eso que yo soy muy especial para el tema amistades y no confío en mucha gente! Eso sí, no solo tengo amigas influencers, pero a mis otras amigas no les interesa salir en las redes delante de un millón trescientas mil personas», nos confiesa María Pombo.
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