En estos primeros pasos del otoño lo tenemos ya clarísimo: el gris es el nuevo negro. Si toda la gama de los marrones, del beis más claro al tostado más oscuro, se adueñan de la ropa confortable (y, de paso, nos convierten en una especie de amoroso pastelito de crema), la calle apuesta por el gris como alternativa sofisticada y luminosa del negro. Podemos rescatar el gris en todas las tonalidades y estilos: desde los joggers básicos que podemos reutilizar desde ya con americanas y chalecos, hasta los vestidos ajustados de punto que empezamos a ver ya por todas partes. Eso sí: la prenda fetiche del otoño sigue siendo la fada midi en gris plateado, un objeto de deseo que conecta con la ‘working woman’ minimalista que ha defendido, desde siempre, Armani.
El ‘total look’ gris es máxima tendencia, pero podemos mezclar un fondo grisáceo con negro: sigue funcionando. Si estás pensando en comprar una prenda de exterior este invierno y quieres subir el nivel más allá del práctico plumífero, te sugerimos descartar el sufrido abrigo negro y apostar por uno gris. H&M tiene un diseño oversize de lana por 149 euros y en Mango lo encuentras en cuatro tonos de gris, del más claro al marengo. Pasarás de la discreción al protagonismo inmediato, sobre todo si eliges un diseño largo y con detalles femeninos. Atención las tallas grandes: es un color que reclama la luz, así que puede que te veas más voluminosa. Truco: busca un gris marengo, más apagado.
Elijas el tono que elijas, el gris tiene dos misiones en tus estilismos: sofisticar el look y servir de perfecto fondo para un despliegue inteligente de los accesorios. Puedes ponerte las botas, pues todo está permitido sobre un ‘total look’ gris, especialmente una combinación atrevida de colores intensos (rojos, naranjas, azules) e incluso flúor.Atrévete a combinar unos zapatos rojos rojísimos con un bolso naranja, por ejemplo. Arrasarás.
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