El diseñador Christian Dior creía con fervor en la magia. Cuando tenía 14 años, una vidente le vaticinó que sufriría la pobreza pero que alegraría la vida de las mujeres. “Gracias a ellas, encontrarás el éxito”. En 1944, las recomendaciones de su pitonisa, Madame Delahaye, lo inspiraron a crear la gran firma de lujo que Dior es en nuestros días.
Según recoge la historia, las palabras de la adivina se vieron reforzadas con un encuentro fortuito, pero determinante, para el diseñador. Cuando paseaba por París de camino a firmar el contrato para montar su propia casa de costura, tropezó con una estrella de mental de seis puntas sin valor alguno. El diseñador pensó: “Mi destino ha venido a mi encuentro”. El parisino interpretó aquel símbolo como un objeto de fortuna. A partir de entonces, consultaba cada decisión a su sacerdotisa predilecta, siempre tenía un trébol de cuatro hojas cerca y llevaba en los bolsillos de su chaqueta un relicario envuelto con una flor seca de muguet o lirio de los valles que incluso bordada en el dobladillo de sus modelos antes de los desfiles.
https://youtube.com/watch?v=5HrJxSUQL2Y%3Frel%3D0
Una de sus costumbres que nos traen a la actualidad viene de la mano (o de la correa) de su perro Bobby. Un can de tamaño medio que siempre acompañaba al creativo en sus paseos y retiros. Tenía tanto cariño por su mascota que pensaba que podía traerle suerte poner su nombre a uno de sus diseños. Su intuición no falló. El diseñador exclamaba así en sus memorias: “Cada look destinado al éxito llevaba el nombre de mi perrito Bobby”.
Maria Grazia Chiuri, actual directora creativa de la maison, ha querido hacerle un guiño a esta simpática historia con el lanzamiento del nuevo Dior Bobby. Un bolso de curvas muy femeninas y detalles que encarnan el savoir-faire de la casa parisina. En este caso, su incalculable belleza no se debe a la magia sino al trabajo de los artesanos que han hecho posible este maravilloso complemento.
Para entender el trabajo y la delicadeza de su diseño, nos debemos transportar a Italia, concretamente a Florencia, al corazón de la producción de estos accesorios de lujo. Los artesanos de Dior seleccionan el mejor cuero de piel de becerro. La idea es transmitir una sensación de naturalidad gracias a su tacto suave y sedoso. Los patrones marcan cada corte. Tras ello, las piezas se ensamblan a mano y se cosen una a una; como la elaboración del pastel más delicado del mundo.
Grabados a mano en su interior, aparecen las letras de 30 Montaigne, un homenaje a la dirección de la Maison, y el nombre de Christian Dior. Los artistas de la manufactura, en una oda a los detalles, incluyen, antes de cerrar la pieza, un cierre magnético oculto y, en la parte poserior, un broche con las iniciales ‘CD’ en dorado. En el vídeo puedes ver todo el proceso.
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En resultado es un bolso curvilíneo en forma de media luna, moderno y altamente femenino que puedes llevar en la mano, en el hombro o cruzado en forma de bandolera gracias a las correas desmontables. Está disponible en tres tamaños: pequeño, mediano y grande. De esta forma se adapta a todos los planes y necesidades. Los colores forman parte de la gama tradicional de Dior, en negro, blanco, camel y azul. También existe una versión bordada, que permite combinar las asas con los modelos solid colors. El pequeño Bobby estaría orgulloso del éxito de su dueño.
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