Sentadas frente a frente, en un rincón de la casa de Anna Paparatti, diseñadora y pintora repasan una vida repleta de referentes, inquietudes y experiencias vitales. Maria Grazia Chiuri, fiel defensora del empoderamiento de la mujer, del feminismo y del arte, ha querido contar con la artista y galerista italiana para ‘vestir’ de arte su show primavera/verano 2021-22. Y quién mejor que Paparatti para poner en marcha este cometido en clave de color, de pop, de aires retro y de energía conceptual.
Ante la atenta mirada de Chiuri, Anna Paparatti cuenta que “tenía un gran talento para la pintura, era guapa, inteligente e intuitiva, pero todo eso jugó en mi contra: no era el momento adecuado”. Con la sinceridad de sus 85 años, Paparatti se abre ante la diseñadora para hablar de arte, de maternidad, de pareja y de un trabajo que ha marcado su vida. Tanto que, en un arranque de complicidad, la artista llega a asegurar que pinta mucho, expone poco y vende nada.
Paparatti asegura que en su vida el color juega un papel fundamental, aunque en su habitación impere el negro, pero es otra cosa. Y no hay nada más que echar un ojo a su creación pictórica para confirmarlo. Con una cara influencia de la cultura indú, presente en su propia vida, en sus cuadros de juegos y mandalas podemos ver cómo Paparatti juega con las tonalidades de forma sublime. Un color que se ha trasladado con su ‘Pop-Oca’ al suelo del desfile de Dior donde, además, recreó la entrada de uno de los templos de referencia de los artistas de los 60 en Roma, el Piper Club, una suerte de Studio 54 al que nadie quería faltar.
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