Después de dar el ‘sí, quiero’ a su pareja, Edward Bouygues, en una ceremonia civil en París el pasado 13 de mayo, la diseñadora madrileña María de la Orden continuó los faustos propios de un enlace de la jet set durante el fin de semana siguiente. La pareja celebró una ceremonia religiosa entre los viñedos del impresionante Chateau de Montrose (Burdeos) y, para la ocasión, eligió un vestido de Jan Taminiau, diseñador holandés favorito de reinas como Máxima de Holanda. Si bien el elegante diseño no tardó en ganarse el aplauso de los seguidores de la novia en Instagram –acumula más de 160.000 en su perfil personal–, fue su original y delicado tocado uno de los puntos fuertes de un look nupcial que ha generado mucha expectación en las redes sociales.
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La sombrerera española Ana Lamata es la responsable del diseño. «Fue Jan Taminiau quien me propuso hacer el tocado para María. Ella tenía claro que quería algo inspirado en un tocado en satén que había descubierto en el Museo Christian Dior de París», explica la diseñadora a Harper’s Bazaar. Formada en el arte de la sombrerería clásica con una gran maestra, Ms Rose Cory, sombrerera de la reina Isabel II, esta doctora en Historia del Arte Contemporáneo utilizó precisamente una de las hormas diseñadas por Cory en los años 50 para realizar el tocado de María.
La pieza, creada a partir de una estructura en fieltro de pelo de castor y forrada con la misma tela que Jan había elegido para el vestido, una fina falla de seda, quedó rematada por un largo velo y necesitó varios días de trabajo para su confección. «Hacer sombreros o tocados forrados en tela a la manera clásica implica que todo va trabajado a mano y, en este caso, con la complicación añadida de no querer utilizar vapor para no modificar la textura de la tela. Hay que tirar de mucho alfiler y mucha aguja y cada puntada ha de ser pertinente y estar en su sitio», detalla la artesana.
Con la única compañía en el taller de su gato Arturo, Ana Lamata comenzó su firma homónima en 2014. Desde entonces no ha dejado de reivindicar el uso del sombrero más allá de las ocasiones especiales. «Es un accesorio maravilloso. Casi mágico, diría. Un buen sombrero te hace verte, sentir y caminar diferente… Umberto Eco subrayaba la elocuencia del vestir y, tal vez, la pieza más elocuente sea un sombrero», apunta. Ella misma, que ya era coleccionista antes que diseñadora, confiesa «vestirse por la cabeza» y asegura que es «incapaz de salir a la calle sin llevar la cabeza cubierta».
Si bien en nuestro país el uso de este accesorio está menos extendido que en otros lugares como Reino Unido, quien encarga una de las piezas de Ana Lamata, repite. «Los hago todos por encargo, por lo que no es una compra impulsiva, sino el resultado de un proceso meditado que comienza viniendo al taller, conociéndonos, eligiendo materiales, hormas, acabados… Y, sin duda, el cliente aprecia ese proceso y el hecho de sentirse partícipe del mismo». Entre sus fanáticos, mujeres y hombres de 30 años en adelante, son ellas las que se aproximan por primera vez a la marca buscando un sombrero o tocado para una ocasión especial, y después se animan más allá de las ocasiones festivas. No sería de extrañar que tras el éxito del tocado de María de la Orden, sean muchas las novias que pidan cita en su taller.
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