Si de algo puede presumir la princesa Ana de Inglaterra es de haber tenido desde el principio una personalidad y un estilo únicos dentro de la familia real británica. Ha heredado de su madre el gusto por el campo y los caballos y también el no tener miedo a vestir los colores más llamativos que uno pueda imaginar. Por lo demás, la princesa Ana tiene su particular forma de vestir en la que mezcla prendas tradicionales, con otras de estilos masculino y otros accesorios más vanguardistas o totalmente fuera de contexto. El mejor ejemplo lo encontramos en su última aparición pública. La hija de la reina Isabel II acudió a celebrar el Día de la Dama en el hipódromo de Newmarket con un conjunto tan original como versátil.
La princesa eligió un original y llamativo abrigo en rojo con bordados y cuello mao de inspiración chinesca. Debajo del abrigo se adivina un vestido en seda salvaje de color azul empolvado lo que crea un interesante contraste de colores. Aunque lo verdaderamente original llega en la elección de accesorios. Por un lado, nos encontramos con el complemento estrella de todo evento hípico inglés que se precie: el tocado. El de la princesa Ana es uno de plumas en tonos azul marino y algún detalle en rojo oscuro, unos colores que van en perfecta sintonía con su conjunto. Se trata de un tocado que se coloca ligeramente ladeado sobre la cabeza y cuyas plumas imitan la forma de las hojas. En contraste con este accesorio clásico y tradicional, nos encontramos con las gafas de sol más sorprendentes de la princesa Ana, unas de estilo deportivo, en blanco y con cristales marrones, y que están diseñadas para practicar ciclismo.
No es la primera vez que la princesa las luce y tampoco que lo hace combinándolas con prendas formales, de manera que el efecto conseguido es cuanto menos sorprendente. El resto de los complementos vuelven a llevarnos de vuelta a lo clásico y tradicional: unos guantes azul marino, un bolso de piel en negro y zapatos de salón de tacón bajo del mismo color y un broche dorado con forma de caballo saltando.
La princesa Ana nos deja así varias lecciones con este look: la primera que no hay que tener miedo a combinar accesorios de diferentes estilos e incluso a llevar alguno sacado de contexto; la segunda, que un abrigo como este de estilo oriental debería de ser considerado como prenda básica imprescindible de todo armario que se precie. Llevarlo asegura sofisticación y originalidad a partes iguales y la princesa Ana lo demuestra.
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