QUÉ HA PASADO
• Murat siente que ha perdido a Nazar por culpa de Vedat.
• Nihat previene a Mustafá sobre el malvado Sayar.
• Tahir le dice a Nefes que pagará el colegio de Yigit.
Yigit se despierta feliz en su casa, salta de la cama, se viste rápido y corre a desayunar. Hoy es su primer día en la escuela y está deseando comenzar sus estudios. “Yo nunca he ido al colegio y quiero ver cómo es, jugar con otros niños…”, le comenta a su progenitora mientras se dirigen a la puerta de entrada del edificio. “Seguro que todo sale fenomenal y harás nuevos amigos. Nos vemos esta tarde, te quiero”, le dice esta antes de despedirse. No obstante, sus compañeros no lo reciben de buen grado, es más, comienzan a humillarlo después de que la profesora lo presente. “Se habla mucho de ti en el pueblo, tú madre te secuestró y abandonó a tu padre. Dicen que es una perdida y una loca”, afirma uno de ellos. El pequeño se queda muy triste por tan injustas palabras y regresa a su hogar bastante abatido.
Nefes visita al médico tras sufrir alucinaciones
Lejos de allí, Eysan va a visitar a los Dağdeviren. Cuando Türkan abandona la sala y se va a fregar los cacharros del té, la empresaria aprovecha el momento de intimidad con Nazar para hablar con ella. “Tengo que pedirte un favor. Mi primo pronto iniciará un juicio contra su exesposa para quedarse con la custodia de su hijo. Quiero que declares a nuestro favor”, le propone.La enfermera le contesta que deberá pensarlo primero: “Lo que me pides es algo serio, no puedo aceptar a la ligera”.
La conversación es interrumpida por Asiye, que se presenta alterada en el piso tras enterarse de que Mercan ha vuelto a autolesionarse. La recién llegada entra al cuarto y observa los cortes que se hizo en el brazo.
La joven le asegura que no quiso suicidarse: “Simplemente me sentía triste y furiosa, necesitaba un dolor físico más fuerte que aplacara el de mi alma. Mi hermana se lo ha contado a mi madre y se niega a ayudarme, dice que no tiene una hija loca”. La esposa de Mustafá se muestra comprensiva al escucharla y le jura que la ayudará siempre que lo necesite.
En otra parte de la ciudad, Berrak, que sigue hospedándose en la vivienda del señor Ösman, recibe la visita de Nihat y Fatih. El primero vuelve a preguntarle el nombre de su esposo para denunciarlo por haberla golpeado, pero la chica se niega a dárselo. Ambos hombres no se fían de ella y se las ingenian para obtener un vaso con sus huellas, así sabrán quién es realmente. Ninguno imagina que es la hija de Necip.
Horas más tarde, la presunta maltratada vierte de nuevo unas gotas del frasco que le dio el malvado Sayar en la bebida de Nefes, lo que provoca que esta sufra otro episodio de paranoias. Asustada por lo que está ocurriéndole, decide ir al médico, quien no le da demasiada importancia. “Usted es víctima de violencia doméstica, quizá tenga un grave trauma que debería tratar con un psicólogo. No debe preocuparse tanto, de verdad”, le aconseja el doctor amablemente.
Vedat idea un decisivo plan contra su rival
Por la noche, Vedat conduce su automóvil cuando es sorprendido por Tahi que, harto de que se meta en al vida de su amada, ha decidido secuestrarlo para luego acabar con él. Sin embargo, sabe que no es un asesino. Así pues, lo ata y lo golpea, pero no se atreve a disparar. A la mañana siguiente, unos agentes llega al lugar en el que el muchacho tiene cautivo al pérfido hombre, lo detienen por haberlo privado de su libertad y termina entre rejas. La familia Kaleli, que se encuentra presente, queda destrozada al perder a uno de sus miembros.
Lo mismo le ocurre a Nefes, que llora desconsolada ante la imagen de su protector entrando en el coche policial. “¡No voy a abandonarte!”, le grita. Entretanto, el retenido sonríe sabiendo que destruyó a su rival y planea un ataque decisivo.
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