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La carne y sus múltiples derivados es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo, siendo el bistec, uno de los platos más demandados a la hora de comer. Y, aunque a priori parece sencillo de preparar, ocurre como con la pasta, es complicado dejarlo en su punto: a veces lo dejamos como una zapatilla, o todo lo contrario, lo dejamos demasiado crudo. Sin embargo, freír un filete y dejarlo jugoso y sabroso, doradito por fuera y rosado por dentro, sin que se le vea la sangre, es bastante sencillo y no te hace falta ser un profesional de la restauración para conseguirlo. Te vamos a dar algunos trucos, bastante fáciles, para que tu filete frito sea un auténtico manjar. Si le das al PLAY podrás descubrir cómo lograrlo. ¡Es muy sencillo!
El tamaño y el grosor son claves para que al cocinarlo salga bien. Si el trozo de carne es muy grueso y grande posiblemente no quede como lo esperas. Y es que el bistec perfecto es el que está bien cocido por fuera y por dentro queda un poco tierno y jugoso. Los expertos recomiendan que debe contar con 1cm de grosor.
Es muy importante que saques la carne del frigorífico una media hora antes de cocinarla. Así cogerá la temperatura ambiente y te ayudará a freírlo mejor. Si lo echamos en la sartén recién sacado del frigorífico, la carne está fría y seguramente se te quedará durísima porque no se freirá bien por todos lados. No te preocupes por sacarlo fuera aunque haga calor, en media hora no se te echa a perder. También es importante que lo seques con un papel por ambos lados.
Mientras tanto, por en el fuego una sartén de hierro para que vaya calentándose. ¿Cómo saber que está lo suficientemente caliente? Muy sencillo. Mójate los dedos y agítalos sobre la sartén. Si las gotas de agua se evaporan rápidamente, entonces está lista para freír.
Rocía la sartén con un chorro de aceite y mientras se calienta, sazonas ambos lados del filete con sal y pimienta. Ahora solo te queda freírlo, eso sí, con mucho mimo. No le des demasiadas vueltas, si lo haces, no dejas que se fría uniformemente. Un truco: si cuando vas a darle la vuelta, el filete se pega un poco, déjalo en la sartén porque aún no está listo para cambiarla de lado. La carne se soltará fácilmente una vez que se haya dorado toda por igual.
Cuando ya esté listo tu filete, lo dejas reposar unos minutos sobre una tabla de plástico, más fácil de lavar y eliminar los residuos que una de madera; se corta en tiras anchas, de un dedo de grosor aproximadamente; se colocan en un plato y se decoran espolvoreando pimienta negra recién molida y tomillo.
Si se desea se puede agregar algún espárrago, u otro vegetal, champiñones a la plancha o unas patatas fritas como acompañamiento. Tu bistec no tendrá nada que envidiar al de los mejores chefs y te chuparás lo dedos. Si eres carnívora, te proponemos que descubras también lo sencillo que es elaborar una brocheta de cordero con verduritas o una deliciosa caldereta de cabrito. ¡Para chuparse los dedos!
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