Retrato personal de Nadia Calviño, ante su momento más decisivo

Con una amplia experiencias a sus espaldas, Nadia Calviño se enfrenta estas semanas a la peor crisis sanitaria y económica de su carrera. La vicepresidenta económica junto al resto de ministros al frente de la crisis del coronavirus tratan de aplicar medidas sociales que ayuden a paliar los efectos causados por la enfermedad a nivel

Nadia Calviño nació en La Coruña en 1968 pero siendo aún muy pequeña, su familia se mudó a Madrid. Tiene un hermano tres años más joven llamado Iván. El padre de Nadia es José María Calviño Iglesias (76), nacido en Lalín y abogado, que fue el primer secretario general de Acción Republicana Democrática Española tras la legalización del partido. En 1980, José María era designado, a propuesta del Grupo Socialista, vocal del Consejo de Administración de RTVE, y más tarde, en 1982, Felipe González lo nombraba Director del Ente Público. Nadia tenía entonces 14 años. Cuentan que durante el 23F, José María Calviño exigió ver el discurso del Rey Juan Carlos antes de ser emitido.

El padre de la hoy vicepresidenta llevó a la televisión pública programas tan míticos e innovadores como La Bola de Cristal o La edad de oro y trajo a España series que marcaron una época como Dinastía y Falcon Crest. Como director de RTVE permaneció hasta 1986, cuando tras las elecciones fue relevado por Pilar Miró, y ya fuera del cargo continuó con su bufete de abogados ubicado muy cerca de la calle Ferraz donde se encuentra la sede del PSOE y apareció en algunas tertulias políticas, pero prefirió mantenerse al margen de la vida pública desde ese momento.

Estudiante brillante

Las notas de Nadia Calviño durante su etapa escolar en el prestigioso Colegio Estudio de Madrid nunca bajaron del sobresaliente e incluso obtuvo más de una matrícula de honor. El centro está considerado el mejor de España y su educación está basada en la Institución Libre de Enseñanza. Por sus aulas han pasado desde la actriz bióloga Ana Obregón al hijo de Jiménez Losantos o los escritores Javier Marías y Jaime de Armiñán. Además de ser una alumna excelente, la hoy vicepresidenta del Gobierno cantaba en el coro del colegio y estudiaba solfeo y piano, afición que además llevaba a cabo en su casa ya que su madre era profesora de este instrumento.

Comenzó como intérprete

Políglota (habla inglés, francés y alemán a la perfección), se licenció después en Ciencias Económicas en la Universidad Complutense y luego quiso ampliar su formación estudiando Derecho a través de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), terminando la segunda carrera en 2001. Durante los años en la universidad, Nadia siempre quiso ser independiente económicamente y trabajó como intérprete. Más tarde comenzó a dar clases como profesora asociada en la Complutense y finalmente aprobó las duras oposiciones al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado.

En 1998 era ya subdirectora de Análisis Macroeconómico y Previsión del Ministerio de Economía y directora general de Defensa de la Competencia del mismo, en 2000 se convertía en responsable de Asuntos Jurídicos y Relaciones Institucionales en el Servicio de Defensa de Competencia y tres años después era ya directora general de Defensa de la Competencia, cargo en el que estuvo hasta 2006.

Su salto a Bruselas

A partir de entonces, la carrera internacional de Nadia Calviño no dejó de crecer. La comisaria de Competencia Neelie Kroes, se fijó en ella en la batalla eléctrica por la OPA a Gas Natural por Endesa. Ahí comenzó su experiencia en Bruselas. En 2006, Calviño se convertía en Directora General adjunta de Competencia, el ‘ministerio’ con más poder de la Comisión Europea; y en 2010 pasó a ser directora general de Mercado Interior y Servicios Financieros, puesto desde el que participó en la unión bancaria a la que obligó la crisis financiera y después en las duras negociaciones del Brexit junto al comisario Michel Barnier.

Cuatro años más tarde, Calviño escalaba a lo más alto en el escalafón europeo siendo ella la Directora de Presupuesto Comunitario de la Comisión Europea, cuya principal tarea fue la de negociar con los Estados miembros el reparto de recursos y tener en sus manos más de un billón de euros y unos 500 funcionarios a sus órdenes. En 2018, Pedro Sánchez la elegía para formar parte de su nuevo gobierno y el 7 de junio tomaba posesión como ministra de Economía y Empresa, renunciando a dos tercios de su sueldo en Bruselas.

Curiosamente, el encargado de entregarle la cartera ministerial fue Ramón Escolano, quien la había ayudado a preparar las oposiciones años atrás, y al prometer su cargo dijo ‘Consejo de Ministros’ a secas, sin ‘ministras’, a diferencia de las otras diez mujeres con cartera. En la segunda etapa del Gobierno Sánchez, la coruñesa se veía aupada a vicepresidenta económica del Gobierno manteniéndose además al frente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Cuentan se lleva muy bien con Alberto Núñez Feijóo, del PP, y que Ciudadanos pensó en ‘tentarla’ para llevarla a su partido.

Cuatro hijos y un marido economista

Siempre discreta con su vida privada, la vicepresidenta económica está casada y tiene cuatro hijos. Su familia siempre la ha apoyado en su carrera y la han acompañado en sus años en Bruselas. Hace un tiempo explicaba que después de acostar a sus hijos seguía trabajando hasta bien entrada la madrugada. Su marido es Ignacio Martínez de Lara, licenciado en Económicas en la Universidad Complutense de Madrid y con un MBA en el IESE-Universidad de Navarra. Comenzó su trayectoria como subdirector general en Santillana Formación y después pasó a ser director general adjunto en Panda Security donde estuvo cinco años.

En 2014 fichaba como director gerente con la compañía Leaseweb Tecnologies, en febrero de 2016 se convertía en director general adjunto de WooRank en Bruselas y en octubre de 2017 era el director de desarrollo comercial para Europa, Oriente Próximo y África en Brainvestigations, compañía de gran prestigio dedicada a la investigación de mecanismos neurofisiológicos. Con la vuelta a Madrid de su mujer, Ignacio comenzaba en la capital española como director de alianzas y nuevos negocios en PA Digital en septiembre de 2018 y en julio del año siguiente pasaba a ser el director de Marketing y Alianzas de la compañía dedicada a gestionar soluciones personalizadas a empresas y autónomos.

Cinéfila, cocinillas y fan de los broches

Los que conocen a Nadia Calviño dicen que es metódica, firme en sus decisiones pero que nunca pierde la amabilidad y la sonrisa. Responsable y tremendamente autoexigente desde que era una niña, la economista de Estado es una gran aficionada a la música y al cine, sobre todo, al de los años 50. Además, le encanta cocinar para relajarse cuando tiene tiempo libre, y no ha perdido su pasión por el piano, algo que le inculcó su madre casi desde que nació.

Uno de sus libros favoritos es Patria, de Fernando Aramburu, y le gustan autores como Stefan Zweig, Sándor Márai o Alan Bennet. Amante de la naturaleza y de las escapadas a la sierra los fines de semana que no trabaja, tampoco olvida sus orígenes y elige Galicia para descansar en los periodos vacacionales en familia, ya que además allí aún residen algunos de sus familiares como su tía Mari Carmen Calviño, pintora muy conocida en los círculos artísticos de la zona.

Como curiosidad, es habitual ver a Calviño con un broche en la solapa de sus sobrios trajes de chaqueta. Libélulas, tortugas con caparazón rojo, flores o una salamandra, son un accesorio fundamental en su día a día y algunos la han llegado a comparar en este pequeño detalle con Madeleine Albright, la primera mujer en ocupar la Secretaría de Estado de EEUU y que los convirtió en protagonistas en sus apariciones públicas (tenía más de 200 broches que ahora están en el Museo de Arte y Diseño de Nueva York) y con los que quería lanzar determinados mensajes a sus ‘adversarios’, como ella misma explicó años después en un libro.

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