Protestas en Estados Unidos: la contranarrativa de Trump, un desafío a la lógica

Antifa no es una organización formal, es más una estrategia de organización en la que sus poco relacionados entre sí seguidores confían en la acción directa, en lugar de hacerlo en iniciativas políticas. No tiene una membresía oficial, roles ni líderes. Sin embargo, Donald Trump se ha pasado el fin de semana ejerciendo presión para que el nebuloso movimiento de izquierdas fuera designado como organización terrorista, después de que estallaran disturbios en ciudades de todo Estados Unidos como respuesta a la muerte de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. “Los Estados Unidos de América señalarán a ANTIFA como Organización Terrorista”, tuiteó el presidente el domingo, buscando aparentemente un chivo expiatorio.

Dejando a un lado la estructura totalmente desorganizada de Antifa, Estados Unidos no tiene una ley de terrorismo interna, lo que significa que el gobierno federal no tiene autoridad para aplicar esa designación a grupos que operan en el país. Pero el presidente nunca se ha preocupado demasiado por la lógica a la hora de promover contranarrativas. Los delirios antifa de Trump han calado pronto y sus partidarios han empezado a asumirlos. Después de su tuit, el Fiscal General William Barr emitió una declaración afirmando que "la violencia instigada y llevada a cabo por Antifa y otros grupos similares en relación con los disturbios es terrorismo doméstico y será tratado en consecuencia". Los comentarios de Trump y Barr sugieren que conseguir una designación de terrorismo para antifa no es su objetivo real. Más bien, su retórica presenta a los manifestantes como criminales peligrosos y sirve como justificación para que la policía aumente las tácticas contra ellos.

A pesar de que la violencia contra los manifestantes del movimiento Black Lives Matter ha ido aumentando día a día –con casos documentados de oficiales atacando con balas de goma, gas lacrimógeno, espray de pimienta y granadas de gas; abatiendo y arrestando de forma violenta a los manifestantes pacíficos; y en al menos una ocasión, utilizando vehículos SUV para atravesar multitudes– Trump instó a los gobernadores en una llamada ayer a tomar medidas más agresivas. Más tarde, en el Rose Garden, Trump amenazó con desplegar a los militares si los gobernadores no enviaban a la guardia nacional para reprimir las protestas. “Vamos a terminar con los disturbios y la anarquía que se ha extendido por todo nuestro país”, dijo Trump. “Terminaremos con ello ahora”.

Los funcionarios republicanos han saltado a la advertencia de terrorismo interno de Trump para abogar por medidas aún más estrictas. El representante del aliado cercano de Trump, Matt Gaetz, tuiteó que la nueva etiqueta significa que los manifestantes antifa ahora deben ser perseguidos "como lo hacemos (con los terroristas) en el Medio Oriente". (El tuit de Gaetz se ha ganado una etiqueta de advertencia de Twitter que notifica que está glorificando la violencia). El senador Tom Cotton dio un paso más, insistiendo en que era el momento para la armada de desplegar la “Airbone Division 101”, debido a que la policía local no puede reprimir las protestas. “Y si fuera necesario, la 10º Mountain, 82º Airbone, 1º Cav, 3º Infantry- todo lo que haga falta para restaurar el orden”, añadió, usando la frase de guerra “sin piedad" para sugerir que “los insurreccionistas, anarquistas, alboroteadores y saqueadores” no deben recibir piedad. Trump respaldó la sed de sangre de Cotton. “100% correcto. ¡Gracias Tom!”, escribió el presidente, compartiendo el tuit del republicano de Arkansas.

Más que dirigirse directamente a la nación o hacer un intento de llamada pública a la unidad, Trump ha pasado gran parte de la crisis tuiteando en directo comentarios de protesta del canal Fox News mientras se escondía en la Casa Blanca. Su medio escogido ha elegido escenas para mostrar a los peores delincuentes –cobertura a la que Trump se ha referido llamando a los manifestantes “VÁNDALOS” y advirtiendo “cuando comienza el saqueo, comienzan los disparos”– una frase popularizada por un destacado segregacionista en los sesenta durante la represión policial contra los manifestantes por los derechos civiles.

El copresentador del fin de semana de Fox & Friends, Pete Hegseth, se hizo eco de la demanda del presidente de tácticas policiales más agresivas el pasado domingo, sugiriendo que para "sofocar" el caos en las calles, los oficiales deben aflojar las reglas de compromiso para permitir cualquier "acción necesaria para encargarse de Antifa y grupos terroristas nacionales como ese ", y emitieron teorías de conspiración sobre las supuestas motivaciones reales de los manifestantes. El lunes por la mañana, el copresentador de Fox & Friends, Brian Kilmeade, lanzó una teoría de conspiración sobre las supuestas motivaciones de los manifestantes. Se preguntó si el objetivo de los manifestantes era "destruir cada ciudad para que Estados Unidos, económicamente, nunca pueda librarse de la pandemia que nos ha impuesto". Y añadió, "es difícil imaginar que a corto plazo podamos recuperarnos … ¿Quiénes son estas personas?".

El presidente, los republicanos del Congreso y los expertos conservadores ya han visto cumplido su deseo de intensificar la violencia policial. Durante la protesta del domingo por la noche en Louisville, la policía y la Guardia Nacional de la ciudad abrieron fuego contra una multitud que se congregaba cerca del vecindario Parkland de la ciudad, golpeando y matando al dueño del restaurante local David McAtee en la puerta de su propio negocio. La policía del metro de Louisville afirma que sus agentes abrieron fuego después de recibir disparos primero, pero las circunstancias exactas del incidente fatal no están claras, porque los agentes en el lugar tenían sus cámaras corporales apagadas en contra de la nueva política del departamento. Y cuando Trump se dirigió a la nación el lunes por la tarde, la policía desató nubes de gases lacrimógenos y usó escudos antidisturbios para reprimir con brutalidad una protesta pacífica frente a la Casa Blanca. Poco después de que los manifestantes fueran derrotados, Trump cruzó la calle para hacer una foto de St. John’s, una iglesia histórica cerca de la Casa Blanca que resultó dañada durante las protestas de la noche anterior.

Artículo publicado originalmente en la versión estadounidense de Vanity Fair y traducido por Paula Peña. Acceda al original aquí.

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