El confinamiento nos ha quitado mucho (muchísmo), pero también nos ha dado, por arte de magia, la capacidad de convertirnos en reposteros, ‘foodies’ empedernidos y yoguis. O algo parecido -más bien un intento, a veces, catastrófico-. Parece que en las redes sociales todo el mundo invierte su tiempo al máximo en diferentes tareas. Pintura, costura, manualidades… quien no se ha hecho ‘youtuber’ en estas semanas ha sido porque no ha querido. Y aunque la fiebre por la sobreestimulación es excesiva (también tienes derecho a no hacer nada), hay algunos consejos que sirven para hacer la cuarentena más llevadera. Como por ejemplo, hacer yoga. No, este no es otro discurso para que de repente hagas saludos al sol de forma alocada y sin ton ni son. Para nada. Es la historia de una redactora con dolor de espalda que ha encontrado en el yoga restaurativo un aliado al dolor de cervicales.
¿Qué es el yoga restaurativo?
Si eres una apasionada del yoga, seguro que conocerás de qué trataesta variante de la disciplina. Según la aplicación para hacer yoga ‘DownDog’ (que está disponible de forma gratuita hasta el fin del confinamiento), «se trata de una variante que se concentra en el estiramiento de todo el cuerpo y la relajación sin posturas de pie». Así que (¡menos mal!) olvida el guerrero y los duros chaturangas seguidos del perro boca abajo.
El objetivo es descontracturar la espalda y las cervicales a través de los ejercicios que se llevan a cabo en el suelo de forma suave con el propósito de generar sensación de alivio instantáneo. Es una modalidad dentro del hatha yoga que combina la respiración y los estiramientos para conseguir paliar la ansiedad y la tensión muscular. ¿Cuándo es mejor llevar a cabo estos ejercicios? Hay tres momentos idóneos para hacerlos a lo largo del día:
–Por la mañana, nada más despertarte para empezar el día relajada, con motivación y sobre todo, muy estirada. Así evitarás malas posturas en la silla (sobre todo ahora que el teletrabajo nos ha pillado por sorpresa y la higiene laboral puede que no sea óptima) y tirones.
–Después del trabajo. Al bajar la tapa del ordenador dando por finalizada la jornada, ponte las mallas y a estirar. Puede ser una sesión breve de 15 minutos, o una clase algo más larga de 30 minutos. Si tu dolor muscular se debe a la tensión y el estrés acumulado a lo largo del día, no hay forma más satisfactoria de ponerle remedio que estirando con posturas como la del gato/vaca o la cobra.
–Antes de dormir para foverecer el ciclo del sueño. Como rutina, lleva a cabo 20 minutos de yoga restaurativo antes de dormir para sentirte más relagada, estirada y liberarte del estrés antes acurrucarte entre las sábanas. La experta en yoga Xuan Lan recomienda esta practica en su libro «Yoga para mi bienestar» (de venta en Amazon) donde explica los beneficios de incorporar estos estiramientos en tu día a día.
Para ella el yoga es algo más que una disciplina, «El yoga me ha ayudado a descubrir mis necesidades profundas, mi ser más íntimo, y me ha enseñado a estar en paz con mis miedos y deseos. Mi propósito con este libro es precisamente compartir mi experiencia y, a la vez, facilitarte los conocimientos, consejos prácticos y herramientas que te ayudarán a encontrar tu bienestar», asegura.
Sin duda, un pequeño cambio que podemos incorporar a nuestra rutina del día a día con un ligero esfuerzo y combinar con otro tipo de entrenamiento (aquí, las mejores cuentas de Youtube para entrenar) o con clases más completas de yoga según nuestras preferencias.
¡Di adiós a ser un muñeco de cemento esta cuarentena! ¡Y estira, que solo son 15 minutos! Tu cuerpo te lo agradecerá.
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