Nadar no es solo bueno para tu cuerpo: tres beneficios psicológicos de la natación

Cuando pensamos en los beneficios de la natación siempre enumeramos las mismas cosas: que es buena para la espalda (si se hace con la técnica adecuada), que es un ejercicio completo que tonifica al mismo tiempo que mima las articulaciones, que existen variantes para todos los gustos (las hay que incluso combinan el running con la natación)… Pero pocas veces pensamos en que nadar también es bueno para la mente y aquí tienes tres efectos que provoca que lo demuestran.

1. Nadar potencia la memoria y la concentración (entre otras cosas)

Lo de sumergirse en una piscina, moverse y flotar para hacer ejercicio no solo es una buena idea para fortalecer el corazón haciendo ejercicio aeróbico con cero impacto para las articulaciones, es que también es una gran ayuda para el funcionamiento del cerebro. Por lo visto, al órgano que rige en nuestro cuerpo y nuestro estado de ánimo el que nos zambullamos en una piscina le permite obtener un 14% más de riego sanguíneo lo que se traduce en que se mejoran algunas de sus funciones como la memoria y la concentración porque dedica ese plus de energía y nutrientes para regenerar neuronas en la zona cerebral dedicada a estas funciones. Por eso es tan buena idea nadar por las mañanas justo antes de ir al trabajo.

2. La natación nos hace más listos (o al menos facilita el aprendizaje)

Nadar también es un ejercicio completo para nuestra mente. Al desplazarnos en el agua nadando a crol, braza o en cualquier estilo hacemos un esfuerzo de coordinación motora que hace que todas las estructuras del cerebro se conecten entre sí. Este efecto perdura en el tiempo y hace que las distintas áreas cerebrales se comuniquen mejor entre ellas lo que se traduce en un cerebro con mejor capacidad para aprender cosas nuevas.

3. La natación ayuda a prevenir y tratar el estrés

Nadar también afecta a la química cerebral de forma positiva. De hecho en los laboratorios se ha comprobado que es un buen remedio contra la ansiedad y la tristeza (incluso ayuda a atenuar los síntomas de depresión). Pero quizá lo más interesante es su poder antiestrés.

Si incluimos la natación en nuestra rutina fitness nuestro cerebro tendrá a su disposición una buena cantidad de factores neurotróficos, unas proteínas necesarias para la supervivencia y buena salud de las neuronas. Existen varios tipos de estos factores y entre ellos se encuentran las famosas endorfinas, pero no son las únicas. Cuando nadamos se liberan todo tipo de neurotransmisores como la dopamina (asociada a nuestro sistema cerebral del placer) y las endorfinas (encargadas de regular la ansiedad). Toda esta tormenta química ayuda a que el cerebro esté en mejor forma para enfrentar y regular el estrés.

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