Mujerhoy Cancer Care 2020: Marta de la Fuente y Leonor Prieto nos han contado cómo y por qué hay que mimar la piel de las pacientes con cáncer

La piel seca, frágil, reactiva y con rojeces con la que conviven las pacientes de cáncer es una llamada de atención constante que les recuerda con el roce de la ropa o al mirarse al espejo que están enfermas. Por eso es tan importante mimar esa piel antes, durante y después del cáncer. Y por eso le hemos dedicado por completo nuestro tercer encuentro digital Cancer Care 2020 de Mujerhoy.

Tras abordar en las sesiones anteriores temas como el cáncer de mama o las posibilidades de preservación de la fertilidad en los cánceres ginecológicos en esta ocasión hemos intentado descubrir a nuestras lectoras desde lo más práctico (qué productos cosméticos necesita una enferma de cáncer para cuidar su piel) a la dimensión más psicológica de ese cuidado. Para ello, la Web Manager de Mujerhoy.com, Laura Requejo, ha conversado con dos expertas: Leonor Prieto, directora científica de La Roche-Posay y Marta de la Fuente, responsable del Servicio de Psicooncologia de MD Anderson Cancer Center Madrid. Una conversación que ha sido posible gracias al asesoramiento de los expertos de MD Anderson Cancer Center Madrid y el patrocinio del laboratorio dermatológico La Roche-Posay y la compañía biofarmacéutica Bristol-Myers Squibb.

La importancia de que la piel no “traicione” a la paciente

La charla comenzó con Marta de la Fuente que nos enumeró las consecuencias psicológicas de la transformación física que padecen los enfermos de cáncer durante un tratamiento oncológico. Cambios motivados por el propio tratamiento que les va a salvar la vida, pero que suponen un duro golpe para su autoestima.

“La piel es una parte fundamental del cuerpo y en muchas ocasiones no somos conscientes de cómo su deterioro perjudica el estado anímico de una persona. Cuando sufren problemas en la piel a estas pacientes también se le hace difícil disfrutar de las actividades gratificantes y de ocio porque a lo mejor el picor, el escozor les impide, por ejemplo, hacer deporte. Por supuesto estos síntomas en la piel también afectan a su sexualidad, su trabajo, su relación de pareja, su estado de ánimo…”, ha enumerado Marta de la Fuente.

La irritabilidad, la frustración y el miedo hacen acto de aparición cuando la piel deja de aportarnos confort… y los que rodean a la paciente no siempre saben comprender por qué es tan importante que esa piel esté bien cuidada. “Cuando hablamos con alguien con cáncer y le decimos que los cambios físicos no son importantes (la pérdida del cabello, de las cejas, el aspecto de la piel…) realmente no estamos siendo conscientes del impacto emocional que tiene esta enfermedad. Los cambios físicos son un recordatorio constante de que se está atravesando por un proceso oncológico y muchas veces hace que el paciente no se pueda desconectar de la enfermedad”, aseguró la experta, y todos deberíamos recordarlo.

Cómo se debe cuidar la piel una enferma de cáncer

¿Y cómo es la piel de una paciente con cáncer? Para resolvernos todas las dudas acudimos a una experta con 35 años de experiencia en el cuidado de pieles de pacientes oncológicos: Leonor Prieto. La directora científica de La Roche-Posay explicó cómo todos los tratamientos contra el cáncer son susceptibles de acabar afectando a la piel, incluso los más novedosos, como son las terapias dirigidas. La afectación de la piel puede llegar a ser tan grave que incluso afecta a la evolución de la enfermedad y a su tratamiento. “En algunos casos hay que reducir o sustituir los tratamientos oncológicos por los efectos que estos han tenido en la piel. Por eso es tan importante usar tratamientos específicos que puedan reducir los efectos secundarios de las terapias oncológicas”, aseguró Leonor Prieto.

Los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos sobre la piel son múltiples. Es habitual que esté más seca, reactiva y sensible. Puede picar y hay que trabajar con productos que la calmen e hidraten. También se pueden dar reacciones de tipo acneiforme en las que hay que emplear tratamientos suaves, no antiacneicos que en este caso resultan contraproducentes.

“Hay cinco grandes bloques de productos cosméticos que debemos usar en este tipo de pieles. En primer lugar, productos de higiene específicos que tienen que ser calmantes y suavizantes. Después, los productos hidratantes: la hidratación de la piel es muy importante porque ha perdido la barrera cutánea. A continuación irían los reparadores epidérmicos, que son productos cicatrizantes, como la centella asiática o el pantenol, que van a cuidar de las uñas. Luego estaría el protector solar, muy importante en esta etapa porque prácticamente todos los tratamientos oncológicos son fotosensibilizantes, es decir, vamos a salir a la calle y aunque esté nublado la piel se nos puede enrojecer. Y por último estaría el maquillaje corrector que nos va a ayudar a recuperar esa imagen que es tan importante para mantener una buena de calidad de vida”, enumeró la experta.

Por supuesto, en este tipo de pieles no sirve cualquier cosmético: lo ideal es emplear productos que hayan sido testados específicamente en pacientes oncológicos. El dermatólogo, el farmacéutico o el mismo oncólogo pueden darnos pistas de qué producto escoger. “Dentro de La Roche-Posay todos los productos son para pieles sensibles, porque nuestra idea es mejorar la calidad de vida de las pieles sensibles, pero además hacemos una serie de productos específicos para paciente oncológico que están probados en este tipo de pieles y han demostrado su eficacia”, explicó la experta que añadió como conclusión: “En este caso es importante que huyamos del “yo he probado de esto o aquello” o de mirar remedios caseros en internet: hay que tener en cuenta que nuestra piel, como nosotros, es única y tenemos que buscar el mejor consejo para cuidarla”.

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