La sonrisa de Mónica Plaza es de esas que desprenden energía y buenas vibraciones. Resulta difícil que alguien que sonríe de esa manera se rinda ante ningún obstáculo y solo hace falta hablar un rato con ella para darnos cuenta de que estamos en lo cierto. Mónica Plaza es, a sus 25 años, una de las pocas mujeres que participa en el Dakar. Lleva la aventura en sus genes, no en vano su madre y su padre se fueron al Polo Norte a borde de un Opel Corsa cuando su madre, Pilín, estaba embarazada de ella.
«Como para no salir aventuras», dice con su mágica risa de ella y de su hermana Marta, de 19 años, que también quiere dedicarse al mundo del motor. En el Dakar participa como copiloto y forma tándem con su padre, Manolo Plaza, un histórico de este de deporte, con 15 participaciones en su haber. Allí, en el desierto, en un pequeño descanso y desde el camión que les sirve de cuartel general, hablamos con una mujer que sabe lo que es romper barreras en un mundo copado por los hombres.
¿Desde niña tuviste claro que tu vida estaba conduciendo un coche?
Desde pequeñas mi hermana y yo hemos vivido entre motores y gasolina, hemos viajado y vivido aventuras en Marruecos y Europa siempre en coche y en moto. Durante seis años hice gimnasia rítmica, y luego seis años de fútbol. En el momento de dar el paso a correr en moto o en coche económicamente mi familia no se lo podía permitir. A los 18 le dije a mi padre que quería correr y con la carrocería de un coche y el chasis de otro que volcó me hizo un coche para poder correr. Ahí empezó todo y vi que era mi mundillo. Estudié Dirección y Administración de Empresas, he hecho cursos de gestión de redes sociales, he trabajado de especialista de cine como precission driver, participando en películas cuando hay una persecución, y trabajo a nivel nacional para marcas en eventos o formación para las concesionarios. Mi vida es el motor pero también soy adicta a la bicicleta y estoy compitiendo con la bici de montaña.
¿Qué es lo que más te engancha de tu profesión?
La gente con la que compartes el mundillo. Hay una conexión rara que me une con la gente a la que le gusta el motor. Más allá de la forma de ser o de donde venimos, tenemos un feeling como de familia. Y obviamente el motor, la gasolina, las carreras, el ambiente de competición es lo que me gusta. Me gusta tener objetivos y ser competitiva.
El Dakar es una de las pruebas más duras que existen, ¿qué es lo que más temes?
Este año el Covid. Aparte de eso, quizás dar la talla en esta carrera, la responsabilidad que implica. La gente piensa que ser copiloto es decir por dónde ir, pero no. Puedes tener complicaciones con el gps, el libro de ruta y toda la preparación que requiere, que es casi más costosa que hacer el Dakar.
¿Cuál es la preparación para una prueba de este tipo?
Físicamente nos preparamos todo el año. En cuanto a capacidad de conducción mi padre tiene una agencia de viajes a Marruecos y siempre está haciendo dunas. Siempre estamos activos. Cualquier deporte que hagas es un buen complemento para el Dakar porque tienes que estar muy centrado en lo que haces, la disciplina que tengas con otro deporte te aporta mucho para ser bueno aquí. Es un deporte muy mental, más que físico. Hay gente que te parece mentira que aguante un Dakar, de hecho la media de edad de mi equipo es de más de 50, y eso se debe a que todo es muy mental.
¿Cuál ha sido el peor momento que has vivido durante una competición?
Mi padre nos ha enseñado que cuanto más difícil sea la situación, más tranquilos debemos estar. Normalmente cuando hay una situación complicada me gusta saber gestionarla. Pero el peor momento sucedió en una competición en la que nos daban poco margen en un enlace antes de empezar la etapa. Iba con un buen piloto, me presionó mucho, tuve un fallo personal con los tiempos y después de abrir pista todo el fin de semana e ir liderando, por un error mío de tiempos quedamos terceros. Nunca se tienen fallos hasta que un día se tienen, y aquello fue gordo. En ese momento tocó agachar las orejas, el piloto me dijo que no pasaba nada, pero el fallo fue mío.
Formar equipo con tu padre, ¿te da tranquilidad o le añade un plus de tensión?
Me produce más tensión, porque al final gestiono los patrocinios, y no solo me preocupo de mí sino de él, que se acuerde de todo… Él es bueno en la puesta a punto del coche, la logística, la mecánica, y yo me encargo de la otra parte y hacemos buen equipo. Pero es inevitable que esté pendiente de muchas otras cosas como ‘¿te has tomado la pastilla? ¿Estás bien?’ Es muy activo y le tengo que obligar a que descanse, así que lo paso mal.
Al Dakar vas como copiloto, ¿te gustaría pilotar en el futuro en esta prueba?
El trabajo del copiloto tiene mucha valentía y responsabilidad pero me gusta pilotar. Me propuse que hasta que no acabara la carrera no me pondría a buscar patrocinio, porque hay que implicarse mucho tiempo y entre trabajar y estudiar siempre quedaba de lado el estudio. En 2021 sí quiero empezar a correr en la disciplina que sea, me gustan los rallies de tierra por pensar en algo más económico que los raids como el Dakar. Pero si surge resistencia de karting o circuitos, lo iré viendo. Aprovecharé el año para entrenar y a largo plazo quiero correr el Dakar como piloto.
¿Cuáles crees que son las cualidades más útiles y necesarias para competir en el Dakar?
Yo creo que tienes que tener mucha calma y mucha agilidad mental.
El Dakar es, además de una carrera, toda una experiencia. ¿Cómo es la vida en el desierto mientras se compite?
La palabra que lo define es imprevisible, porque te puede ocurrir de todo. Puedes encontrarte a un piloto oficial perdido, con averías… nunca sabes dónde vas, sabes que vas a hacer una etapa de 500 km y de qué tipo pero nunca sabes qué te vas a encontrar porque está prohibido saber el recorrido.
¿Sientes que por ser mujer tienes que demostrar más?
Sinceramente pienso que sí. Al ser menos, el foco de atención está más en nosotras que en un chico, te sitúa en el punto de mira. Me siento muy a gusto entre la gente, es un ambiente muy sano, con buen rollo, e incluso hay gente que te valora más, pero también que te miran más. Pero me gusta, si lo haces bien te reconforta más aún.
¿Cómo es tu relación con tus compañeros?
Muchas veces siento un trato distinto positivo. Hay de todo, en mi equipo soy una más y nos tratamos todos igual. Si que es verdad que a veces te dicen ‘Mónica, ¿necesitas algo?’ y están pendientes. Quizás también por la edad, en coches soy la más joven en competir y hay mucha gente de los equipos que me tiene un cariño especial porque podría ser su hija. Es bonito porque siento que la gente se alegra de que esté aquí.
¿Notas que es más difícil conseguir patrocinadores por el hecho de ser mujer?
Pienso que hay de todo. Cada uno se tiene que crear su propio producto y su propia historia, y a las marcas les interesa alguien que tenga algo que ofrecer, ya sea chico o chica… creo que es cuestión de dedicarle tiempo. El marketing me gusta, cuidar las redes sociales, que ahora determina los patrocinios. En este mundillo la mayoría de competidores es gente adinerada. Los hombres que tienen mucho dinero les gusta los coches y generalizo, pero a las mujeres con dinero no les gustan los coches. Pero eso está cambiando y el deporte base que estamos haciendo y con las niñas que están en coches, motos, karts va a ir cambiando progresivamente. Pero a día de hoy no somos más porque las mujeres que pueden permitírselo no les gusta.
Sientes responsabilidad al saber que eres el espejo en el que muchas niñas se miran?
¡Sí! Me emociona hablar de esto. Hasta el año pasado no era consciente de lo que significaba que yo estuviera aquí. Ha habido padres que me han dicho ‘Mi niña cuando viene del colegio me pide el móvil para ver qué historia has subido a Instagram’ y yo dije ‘Madre mía’. Vivo en Cuenca y todos nos conocemos, una amiga que es profe me dijo que una niña de su clase, al preguntarle qué quería ser de mayor, dijo que ‘piloto de rallies como Mónica Plaza’. Me emociona, es mucha responsabilidad, pero por mi forma de ser creo que puedo ser un buen ejemplo, no quiero parecer una flipada pero lo siento así. Y otro detalle es que en Arabia Saudí las mujeres empezaron a conducir hace dos años. Que estemos aquí 17 mujeres compitiendo igual que los hombres pienso que va a ser un granito de arena que marcará un antes y un después en este tipo de culturas.
¿Crees que se está acelerando la entrada de la mujer en este mundo ocupando espacios dominados por hombres o crees que es un deporte que le hace ser hostil en sí mismo?
En el automovilismo sí hay más chicas en karting y circuitos, pero en todoterreno como el Dakar se requiere de una experiencia diferente. Para que una chica corra el Dakar tiene que estar muy fuerte, tener tiempo y dinero. En otras disciplinas es más fácil.
Has terminado hace poco la carrera de Dirección y Administración de Empresas. ¿Tienes claro que el futuro es el motor o te planteas otras alternativas?
No descarto que aparezca algo en el mundo de los eventos y me dedique a otra cosa pero lo que me gusta es el deporte, el automovilismo y las motos. No diga que vaya a correr en moto pero de repente ser team manager de un equipo sí me gustaría.
Para una deportista como tú, ¿qué supuso fue el confinamiento?
Teniendo en cuenta que la situación ha sido desastrosa, a mí personalmente me vino bien parar, afortunadamente nadie de mi familia ha sido víctima de Covid, así que pasé tiempo en casa con mi madre y mi hermana, mis animales, terminé la carrera, hice cursos online, me organizaba el día de tal manera que no paraba, entrenaba en el rodillo, hacía gimnasio, he leído… Me ha servido para parar, pensar en lo que me gusta, lo que me gustaría hacer… ha sido un punto de inflexión positivo. Después del Dakar 2020 llevaba 8 meses sin dormir más de 4 días seguidos en mi cama. Necesitaba echar el freno.
¿Cómo desconectas a nivel mental?
La bici me evade muchísimo, intento entrenar 5 días a la semana. Leer también, me encanta viajar a ver a mis amigos por España, y desconecto paseando con mi perra por el campo. Vivo en la montaña y con media hora por la naturaleza desconecto.
¿Dónde te gustaría estar dentro de 10 años?
Con salud y que sea feliz, y que mis amigos y familia estén bien me sobra. Profesionalmente sé que voy a tener un trabajo activo. A día de hoy no sé qué voy a hacer en enero y en febrero. Me cambia la vida de una semana a otra, quizás algo un pelín más estable, y a nivel de competición en coches me veo pilotando y lo que vaya surgiendo.
Fuente: Leer Artículo Completo