Los aspirantes de Masterchef 8 cocinarán platos típicos de algunas de las festividades más conocidas del mundo, como el irish stew de San Patricio, el pavo del Día de Acción de Gracias, los blintzes de Janucá, o los gulab jamun que se comen durante el Diwali de la India. Además, tendrán que hacer las delicias de unos invitados muy especiales: sus familiares, que catarán a ciegas. El mejor de esta prueba tendrá un premio doble. En juego estará el delantal dorado que otorga la inmunidad y le asegura una semana más en la competición. Además, conseguirá un viaje al sur de Irlanda durante una semana, para conocer la ciudad de Cork y asistir al festival gastronómico Taste of West Cork.
Las cocinas se trasladan a Castilla-La Mancha
Los aspirantes se trasladarán a la finca Dehesa de Valbueno, en Guadalajara, un pinar con más de cuatro siglos de historia donde Samantha Vallejo-Nágera organiza eventos muy personales y exclusivos. Aquí los equipos pondrán a prueba dos cualidades necesarias en una cocina profesional: la creatividad y la estética. El reto será convertir cuatro cuadros del Museo Nacional Thyssen–Bornemisza en elaboraciones de alta gastronomía. El chef Diego Guerrero, de dos estrellas Michelin, diseñará este menú que degustarán 40 artistas.
El momento del adiós
En las cocinas les esperará el chef Ricardo Sanz, pionero e inventor de la fusión japo-española. Los delantales negros cocinarán en duelos de dos en dos. Un aspirante seleccionará una campana y, tras ver el plato a cocinar, elegirá un compañero para batirse en duelo. El que mejor lo haga se salvará de la eliminación. El perdedor, tendrá que descubrir una nueva campana y enfrentarse en un nuevo duelo con el adversario que elija. Saiko-sushi, tempura de wagyu y katsuramuki de espárrago blanco con bogavante en dos texturas serán los platos que tendrán que preparar correctamente para salvarse de la eliminación.
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