Si en España la cara de Fernando Simón ya se ha hecho familiar para todos por ser el encargado de informar a diario de los avances del Coronavirus, a nivel internacional, otra española está a cargo de controlar e informar sobre la enfermedad a nivel mundial. Se trata de María Neira (57), directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud. Pero esta no es la primera epidemia a la que se enfrenta esta doctora.
Esta asturiana nacida en La Felguera, la parroquia más populosa del concejo asturiano de Langreo y uno de los núcleos industriales más importantes de España hasta finales del siglo XX, ha llegado donde muy pocos españoles logran llegar en la OMS. María Purificación Neira González se crió en la cuenca minera del Nalón que en aquellos años generaba mucho empleo pero también muchos problemas respiratorios a sus vecinos. Esa infancia hizo que María desde bien pequeñita quisiera estudiar Medicina. Y así lo hizo.
De la cuenca minera a París
Se licenció en Medicina y Cirugía la Universidad de Oviedo y nada más terminar la carrera comenzó a hacer prácticas en el Hospital de Silicosis, que durante cuatro décadas albergó la atención a enfermedades de origen laboral y respiratorio y que hoy ha sido reconvertido en un museo. Cuenta María que su primer trabajo allí fue recoger esputos de mineros para ser analizados. Pero los sueños de la joven doctora iban más allá y ella lo que quería era convertirse en epidemióloga.
Se marchó a París y en la capital francesa realizó primero su maestría en Salud Pública en la Universidad Pierre et Marie Curie. En sus tres años en la ciudad de la luz, Neira se especializó en Endocrinología y Enfermedades Metabólicas en la Universidad René Déscartes y después en Nutrición en el Conservatoire National d’Arts et Metieres. Además, obtuvo un diploma internacional en Preparación para Emergencias y Manejo de Crisis en la Universidad de Ginebra, en Suiza. Durante esos tres años (de 1984 a 1987), María ya trabajaba en el departamento de endocrinología y nutrición en los hospitales Necker y Saint Louis.
Vivió varias guerras en África
Durante su estancia en París, María entró en contacto con la ONG Médicos sin Fronteras y decidió emprender una gran aventura marchándose con ellos a un campo de refugiados entre Honduras y El Salvador, y a los seis meses la trasladaron a la frontera de El Salvador con Nicaragua. Neira explicaba hace un tiempo en una entrevista en La Vanguardia que vivía con otros médicos y le ingresaban cada mes 300 dólares en una cuenta personal en su país para cuando regresaran y hasta que encontraran otro trabajo. En esta experiencia vivió situaciones complicadas con los guerrilleros que hoy recuerda con más miedo del que sintió en aquellos momentos.
Allí estuvo dos años como coordinadora médica de la organización sin ánimo de lucro y con 29 años se marchó a Ruanda. En Kigali fue asesora de Salud Pública/Médico para la ONU, asignada por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP). Su tarea era ser médicoera médico enlace de la ONU contra el sida. Antes de unirse a la OMS, la doctora trabajó como asesora de Salud Pública en el Ministerio de Salud en Mozambique, entonces en guerra, de 1991 a 1993. Ese año, comenzó su labor con la Organización Mundial ya en Ginebra como coordinadora del Grupo Global de Trabajo del Control del Cólera.
Recogió el Príncipe de Asturias
En 1999 fue nombrada directora del Departamento de Control, Prevención y Erradicación en la OMS y entre 2002 y 2005 fue presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria en Madrid y viceministra de Salud y Asuntos del Consumidor en España, hasta ser nombrada directora de Salud Pública y del Medio Ambiente de la OMS. Además ser el rostro visible en la actualidad de todo lo que tiene con el Coronavirus a nivel mundial, entre las tareas que lleva a cabo María Neira se encuentra desde la fijación del nivel de protección de las cremas solares hasta los protocolos contra las epidemias (como es el caso que vivimos en estos meses), así como numerosas directrices a nivel universal.
Además, esta doctora asturiana lleva décadas luchando contra el plomo en las gasolinas, los pesticidas o el azúcar en la comida preparada. Por su extensa labor, María Neira recibía la Orden del Mérito Nacional del Gobierno francés en 2006 y en 2009 recogía el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional junto a la directora de la OMS Margaret Chan.
Tiene un hijo y le gusta ‘el riesgo’
La española que ‘manda’ en la dirección de Salud Pública de la OMS está casada con Salvatore, un italiano de origen siciliano que trabaja en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y tiene un hijo de 25 años. Con ellos vive en Ginebra. Como curiosidad, en el año 2007, María fue pregonera de las fiestas del Pote, en Santa Bárbara (Asturias).
Reconoce que le gusta ‘el riesgo’ porque si no se aburre, que no le gusta que le corten las alas a la hora de trabajar, que lo más duro que le ha tocado vivir fue el genocidio de Ruanda y que para combatir el hambre en las zonas más pobres del planeta hacen falta más intervenciones serias, planificadas y, sobre todo, “más cabeza y menos corazón”.
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