Luis Pineda, el hombre que puso en un aprieto a la infanta Cristina y ahora se sienta en el banquillo

"No estamos dispuestos a dejarnos chantajear", dijo Francisco González cuando todavía era presidente del BBVA. Fue en una Junta de Accionistas celebrada el 15 de marzo de 2013. Sus palabras iban dirigidas a Luis Pineda, entonces presidente de Ausbanc (Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios) y desde hoy sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional para rendir cuentas por los delitos de extorsión, estafa, blanqueo, organización criminal y delitos contra la Hacienda Pública de los que se le acusan. La policía calcula que sacó más de 39 millones de euros obligando a los bancos a pagarles para no publicar informaciones negativas sobre sus productos. A esa cantidad hay que sumarle los seis que obtuvo de subvenciones que pidió como organización de defensa de los consumidores, que se demostró no actuaba siempre como tal.

Según narra en La justicia NO es igual para todos Montse Suárez, letrada que fue parte de dicha entidad y más tarde se desvinculó de ella, aquella frase de González iba dirigida al presidente de Ausbanc. Pero, ¿quién es Luis Pineda Salido? Su nombre aparece por primera vez en un sumario en 1981, cuando todavía era menor de edad y fue detenido, acusado y condenado por asaltar la casa de la Marquesa de San Eduardo y obligarla, junto a tres compinches, a firmarle un cheque por valor de 25.000 pesetas. Se le aplicó el atenuante por ser menor de edad, pero se le condenó a tres meses de cárcel y a indemnizar a la marquesa joyera, a quien rajó los abrigos de pieles que guardaba en un armario.

Esa fue la primera vez que pisó un juzgado. La segunda, lo hizo también en los diarios: fue en 1982, cuando fue detenido junto a otras ocho personas por lanzar objetos y cócteles molotov en la calle Fuencarral, tocando a la Glorieta de Quevedo, para celebrar el primer aniversario del golpe de Estado del coronel Antonio Tejero. Así lo describía El País: "Alias Luispi, de dieciocho años, jefe nacional del Frente de la Juventud", en referencia a una organización de ultraderecha que, a pesar de su corta edad, ya dirigía.

Comisiones y acuerdos fraudulentos

Cuatro años después de esa detención, Pineda, que estudió Derecho, formó Ausbanc, una entidad que nacía con el objetivo de defender los derechos de los usuarios de los servicios bancarios. Su radio de acción se extendió también a varios países de Sudamérica y de Europa. En esa defensa, logró una sentencia histórica en 2013: la que condenó a los bancos a incluir la cláusula suelo en los contratos hipotecarios. Lo que no explicaron entonces sus dirigentes es que de esa medida se llevaron ellos 1.145.000 euros pagados por Liberbank como parte del acuerdo relativo a la demanda de 191 clientes, que desconocían ese acuerdo.

Como indica Suárez en su libro, Pineda logró varias cosas para los usuarios de bancos: por ejemplo, que dejaran de redondearse las hipotecas al alza o que se conocieran previamente las comisiones de los cajeros automáticos. Pero indica, quien trabajó diez años en esa misma entidad, que lo logró "con denuncias y presiones a los bancos y cajas de ahorros, de los que recibe fuertes ingresos publicitarios en sus revistas y semanarios (también les cobra por organizar eventos y elaborar informes)".

Alianza con Manos Limpias

Otro de los momentos clave en la biografía de Pineda fue cuando se unió al autodenominado sindicato Manos Limpias. Con esa alianza entraron en juego dos personas que también declararán en el juicio que se celebrará durante 21 días en la Audiencia Nacional y dirige el juez Santiago Pedraz. Son Miguel Bernad y la abogada Virginia López Negrete. Entre presidente y letrada de la entidad se personaron como acusación en el caso Noós pero luego se supo que habían operado del mismo modo que hacía Ausbanc, al pedir tres millones de euros a la Fundación La Caixa, donde trabajaba la Infanta Cristina para retirar su imputación. Ese dinero nunca se pagó, la infanta fue absuelta y su marido, Iñaki Urdangarin, condenado a seis años de cárcel que está cumpliendo en la prisión de Brieva.

Por si la historia no fuera suficientemente complicada, el BBVA denunció a Pineda por extorsión, pero retiró la denuncia cuando se desveló que la entidad había contratado los servicios del comisario José Manuel Villarejo para acabar con el chantaje al que estaban siendo sometidos. En esa causa, conocida como Operación Nelson, se ha presentado Pineda como afectado y el juez lo ha admitido a trámite al constatarse que, efectivamente, una de las tareas que encomendaron al ex comisario desde el banco fue investigarlo.

Un pasado turbio precede a Pineda, a quien Suárez describe en su libro como un hombre agresivo, acostumbrado a amedrentar para conseguir sus objetivos, incluido el de intentar tener relaciones con ella. "Años después, cuando ya había abandonado Ausbanc, descubrí que compañeras de la asociación habían pasado por trances semejantes. Ninguna lo llevamos a los tribunales. En lo que a mí respecta, es una espinita que llevaré clavada para siempre. Si lo hubiera denunciado, se habría evitado lo que vino después".

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