Hayedo de Tejera Negra, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Está alimentado por los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el glaciar La Buitrera. El bosque crece en dos valles flanqueados por altas y afiladas crestas rocosas y, en otoño, puedes encontrar Boletus Edulis.
Hayedo de La Pedrosa, en Segovia. También se conoce como el Hayedo de Riaza. Se extiende por la ladera norte de la sierra de Ayllón. Uno de sus puntos fuertes, además de la belleza, es que, al contrario que ocurre en otros que son más conocidos, en este no necesitas hacer reserva previa.
Hayedo de Oztarreta, en la vertiente bizkaina del Parque Natural de Gorbeia. Se trata de un conjunto kárstico de gran interés geológico ideal para los amantes del montañismo y la naturaleza. Es uno de los espacios más fotografiados de Euskadi.
Hayedo de Montejo se encuentra en las faldas de la Sierra de Ayllón, en la Comunidad de Madrid. Es un Espacio Natural Protegido, por lo que cuenta con un número limitado de visitas diarias y solo puede recorrerse a través de sendas guiadas gratuitas.
El bosque o la selva de Irati es un bosque que se reparte entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos en el suroeste de Francia. En pocos espacios como en este puede verse semejante espectáculo de color.
Hayedo de Busmayor, en El Bierzo. Si bien no es uno de los bosques con mayor extensión, cuenta con una particularidad que lo convierte en un entorno realmente singular: los saltos de agua. Si te decides por este, sigue la Senda del Faxeiral cuando llegues. Es la palabra propia del lugar para señalar un hayedo.
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