El riesgo estilístico forma parte de la impronta que Harry Styles deja en todo lo que toca. Desde sus apariciones públicas, como en la Gala del Met del año pasado, en la que lució una blusa de gasa transparente con chorreras, o en todos sus conciertos. El ex miembro de One Direction parece la mezcla perfecta entre Mick Jagger y Elton John, otros dos de los grandes excéntricos músicos británicos más relevantes del rock. Él sintetiza en una sola persona ese gusto por la moda que no encaja en ningún estereotipo, la ambigüedad sexual y el nuevo icono musical carne de fans adolescentes.
Desde que se independizara (musical y estéticamente) de Liam Payne, Zayn Malik, Niall Horan y Louis Tomlinson en 2015, Harry ha estado buscando su sonido, que encontró finalmente en mayo de 2017 cuando lanzó su álbum de debut en solitario. La continuación de este proyecto nos llegó el diciembre pasado. Fine Line, su segundo disco explora otros derroteros con temas como Watermelon Sugar, una pegadiza canción cuyo videoclip estrenó ayer y que ya se ha convertido en un auténtico fenómeno. Para empezar, está dedicado ‘A tocarse’ como anuncia un rótulo al comienzo del vídeo, una referencia directa a aquellos días en los que vivíamos sin estar pendientes del distanciamiento social. Para dejarlo aún más claro el cantante aparece tumbado en una playa de Malibú, rodeado por una veintena de chicas en bikini con las que comparte todo tipo de frutas, desde sandía hasta fresones.
El estilismo de Styles también le acompaña en esta proeza visual. Vestido de Gucci, firma de la que ya ha sido imagen en varias campañas publicitarias, con un jersey de lana a rayas y unos vaqueros rotos, gafas de sol de estilo retro y collar de perlas. También podemos verles con una camisa estampada de flores hawaianas o un chaleco de croché, anillos en casi todos los dedos y las uñas pintadas de rosa. ¿Tal vez un homenaje al vídeo Still Standing de Elton John? Rodado en una playa de Niza en 1983 con el rigor y la extravagancia que representan al músico.
Lo que sí podemos asegurar es que tras verlo, las ganas de ir a la playa, de comer fruta, de sacar del armario todos los conjuntos retro que hemos atesorado durante años para lucirlos y, sobre todo y más importante, poder abrazarnos y retozar en la orilla del mar sin preocupaciones es algo que no podemos reprimirnos. Ojalá sea pronto. Mientras tanto seguiremos dándole al play una y otra vez. Gracias, Harry.
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