Para siempre no es tanto tiempo. Pero para que algo nos dure toda una vida necesita mimos, cuidados intensivos, miradas furtivas de reojo. Puede que para siempre no sea una eternidad, pero cuando algo nos gusta tanto que no podríamos vivir sin ese objeto o sin esa persona, más nos vale arroparlo y quererlo al máximo, porque de lo contrario, puede esfumarse, diluirse y ciao, desaperecer para siempre. Y luego vienen los arrepentimientos.
Por eso, no importa que lleves 13 años de novios con la misma pareja: hay que tener citas todas las semanas, y si en este momento es por FaceTime y cada uno en una casa, que sea así. Tampoco importa si tus zapatos de novia te los hayas puesto tantas veces después de casarte que ya ni siquiera aguanten un baile más, sigue abriendo la caja de vez en cuando y sonriendo cada vez que los veas. Y no creas que por haber usado tu bolso favorito cientos de veces éste no requiera los mismos cuidados que el primer día, ¿no te haría ilusión que llegado el momento, tus hijos o sobrinos te lo pidieran prestado para una ocasión especial por considerar que es el más bonito que han visto nunca? Piénsalo. Seguro que sí.
© Cortesía IKEA
Cuidar una prenda o un accesorio, especialmente las que forman parte del olimpo del fondo de armario, es alargarle la vida, pues si bien gran parte de su durabilidad física y estética reside en sus materiales de primera calidad y en su diseño clásico a prueba de modas, una vez sale del taller o tienda dirección tu casa tú eres su benefactora, su cuidadora, su persona de confianza. ¿Qué hacemos? Lo dicho, cuidarlo siempre como el primer día, y eso implica, además de lavados delicados a mano o en la lavadora, viajes a la tintorería, perchas especiales o cremas para no perder el brillo de la piel, envoltorios precisos para evitar que se cuele el polvo, la humedad o a veces incluso olores.
© Cortesía IKEA
Bolsa de tela, de IKEA. COMPRAR
A pesar de que la gran parte de las veces los bolsos 'de marca' vienen en una caja, y dentro de esta suele haber una bolsa de tela donde guardarlos cuando nos deshacemos de la de cartón, en demasiadas ocasiones la perdemos de vista, le damos un uso diferente al original o sencillamente desaparece junto a los calcetines desparejados. Otras, en cambio, el bolso lo hemos heredado de nuestras madres, lo hemos comprado de segunda mano en una tienda vintage o directamente nos lo vendieron dentro de una bolsa, pero de cartón.
Como ocurre siempre que queremos algo para casa, hemos acudido una vez más IKEA, y allí, amigas, estaba esperándonos la solución.
© Cortesía IKEA
Bolsa guardapolvo, de IKEA. COMPRAR
En diferentes formatos, tamaños y materiales, la marca sueca tienen entre sus miles de productos para guardar y almacenar objetos unas bolsas protectoras perfectas para alargarle la vida a tus bolsos y por extensión, a tus zapatos, si bien no a los del día día, a los que guardas como oro en paño o los que te llevas siempre de viaje.
De lino y algodón y por tanto 100% reciclable la primera, de poliester (90% reciclado) la segunda, sus precios oscilan entre el euro y medio la oscura de cuadritos y los tres euros la beig. Fáciles de usar y de lavar, son el abrazo, los mimos y los cuidados que tus bolsos más preciados necesitan para durar para siempre, o toda una vida. Guárdalos ahí dentro, cierra la bolsa con un lacito y déjalos descansar en tu balda favorita del armario.
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