La polémica amistad entre Ellen DeGeneres y George Bush: ¿deberíamos poner límites a la amabilidad incondicional?

En su último show de improvisación, Relatable, Ellen DeGeneres dedicó casi una hora a explicarle a la audiencia la diferencia entre su vida y la de ellos. Los baños que ella utiliza tienen asistentes, explicó; mientras bromeaba sobre los animales de apoyo emocional, o los asientos de avión de segunda clase. Pero también admitió que la fama tiene sus inconvenientes: “cuando haces algo estúpido, eres simplemente una persona que ha hecho algo estúpido”, afirma. “Cuando yo hago algo estúpido, es noticia”.

Esa broma me ha venido a la cabeza más de una vez este año. La primera vez fue cuando DeGeneres se quejó de la tormenta que Kevin Hart había creado cuando se negó a disculparse por las acusaciones de homofobia y se quedó sin presentar los premios Oscar. “Hay muchos haters ahí fuera”, le dijo la presentadora a Hart en enero. “Lo que sea que está sucediendo en internet, no les presten atención; es un pequeño grupo de personas demasiado ruidosas. Nosotros somos un gran grupo de personas que te amamos y que queremos verte presentando los Oscars”.

La segunda vez fue este martes, cuando despreció las críticas por su amistosa cita con George W. Bush –un hombre cuyo currículum incluye la invasión de Irak y la nefasta respuesta al huracán Katrina–. Hablando en el programa, dijo: “esta es la cosa: George Bush es mi amigo. De hecho, soy amiga de muchas personas que no comparten mis valores e ideales. Todos somos diferentes, y creo que hemos olvidado que eso también está bien…Solo porque no esté de acuerdo con alguien en todo no significa que no podamos ser amigos. Cuando digo que ‘debemos ser amables con todo el mundo’, no me refiero a que ‘todo el mundo’ sean solo las personas que piensan igual que nosotros. Me refiero a todos, eso no debe importar”.

https://youtube.com/watch?v=lSZtjol7mJA%3Frel%3D0

DeGeneres no es la primera celebridad en haber ‘lavado’ la imagen de Bush tras su período presidencial. La lista también incluye a Michelle Obama, cuya cercana relación de amistad con el expresidente ha probado ser una de las sorpresas más grandes de la década; y Jimmy Kimmel, quien en 2017 invitó a Bush a su show para conversar sobre su nuevo hobby: la pintura. Pero hay algo especial sobre la imagen que proyecta DeGeneres de una amabilidad incondicional, ella se dio a conocer por ser la anfitriona de un divertido talk show que parecía mostrarle a los famosos que podían hacerse amigos de casi cualquier persona.

Sin embargo, la reacción en contra de la presentadora –incluso después de su declaración– es una señal de que la figura de Bush es simplemente incompatible con el programa. Ellen ha tenido una presencia importante en el talk show por una razón: para millones de espectadores en América, DeGeneres y su divertido programa representan una opción de la realidad alternativa –una en la que todos son divertidos, amables y dispuestos a bailar y jugar videojuegos. Es una utopía política simulada, una que parece mostrar que DeGeneres cree que la amabilidad es la vitud más importante –una que debe sobrepasar todo lo demás–.

Hay una especie de paradigma alrededor de DeGeneres como persona. Como ha exaltado en su especial, su éxito es, en muchas formas, difícil de ganar. Después de salir del armario en 1997, DeGeneres dijo: "los efectos colaterales incluyen la pérdida de amigos, de familiares, un empleo". Desde entonces, sin embargo, DeGeneres se ha convertido en una de las celebridades más apoyadas y seguidas en América y un idolo de la comunidad LGTBQ+ por ser una de los miembros más visibles. Si DeGeneres debería ser o no esa persona, no es importante; para muchos estadounidenses, ella es y siempre debería serlo. De acuerdo con Forbes, DeGeneres también fue una de las celebridades mejor pagadas el año pasado, al recibir 87.5 millones de dólares en ingresos, que según admitió en Relatable, significa que su existencia es simplemente incomparable para aquellos de la audiencia que llenan sus expectativas.

Es cierto que en el vídeo que estaba circulando el fin de semana, tanto DeGeneres como Bush se mostraban muy sonrientes y parecían estar disfrutando y siendo amables. Para algunos de los fans de la cómica –incluyendo a uno cuyo tweet ella citó en su monólogo– la visión representó precisamente los valores de ella ha adoptado. En el vídeo, DeGeneres parece creer que percibiremos unidad –una representación de lo que podríamos lograr si pusiéramos nuestras diferencias de lado y reconociéramos que compartimos nuestra condición como seres humanos. Pero ¿qué real es esa unidad? ¿cuáles son los parámetros de amabilidad que deberíamos utilizar?

Después de hacer una campaña de “conservadurismo compasivo”, el presidente Bush se opuso al matrimonio gay, nominó a los jueces de la Corte Suprema que jugaron un papel decisivo en el desastroso fallo de Citizens United vs. FEC de 2010 (que permitió a las empresas privadas participar en las campañas políticas electorales) y escogió al líder de FEMA que le permitió a miles de residentes de New Orleans languidecer en el polideportivo del Superdome sin comida o agua adecuada. Para millones de personas, Bush no era el símbolo de la amabilidad o la compasión.

A lo largo de su discurso, DeGeneres redujo esta historia a una diferencia de "creencias". Comparó su posible tensión con la que comparten los fanáticos de los Cowboys y los Packers, o aquellos que disfrutan usar abrigos de piel y aquellos que se oponen a ellos. Pero cuando una persona ha creído históricamente que otras personas no deberían tener los mismos derechos básicos que otra, es difícil tratar estas diferencias como benignas, especialmente cuando esa persona una vez ejerció su poder para ayudar a hacer realidad sus creencias.

El momento de todo esto es casualmente conmovedor. Esta semana, el Tribunal Supremo comenzó a considerar el caso Altitude Express Inc.,Zarda, Bostock, Clayton County y el Harris Funeral Homes, en el que se pronunciará sobre protecciones cruciales para las personas LGBTQ + en el lugar de trabajo. Aunque la propia DeGeneres se enfrentó al desempleo debido a su sexualidad, su fama garantiza que probablemente nunca volverá a tener ese problema o sufrirá dificultades financieras. Ese es un nivel de seguridad que la mayoría de las personas LGBTQ + simplemente no tienen, especialmente fuera de Hollywood.

Para muchos jóvenes queer que crecieron en los años 90, DeGeneres era un raro rayo de esperanza, incluso cuando los conservadores incondicionales impulsaron el lema "Ellen DeGenerate" y boicotearon las tiendas que la habían contratado para las campañas navideñas. Ese impacto siempre permanecerá. Pero ahora es difícil pensar en un mensaje menos compatible con nuestra era y considerar el hecho de “no importa" lo que alguien defiende al momento de tratar con ellos.

Artículo publicado originalmente en la edición estadounidense de Vanity Fair. Acceda al original aquí.

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